Me acuerdo, no me acuerdo, son las palabras que en voz alta piensa Carlitos, personaje principal de las Batallas en el desierto, cuando trata de recordar ¿qué año era aquel? Así, nos envuelve en la letanía de un imaginario urbano, escrito por José Emilio Pacheco, que transcurre frente a nuestros ojos: ya había autos, los refrigeradores habían llegado a reemplazar las hieleras y el agua de limón con chía era sepultada bajo el torrente negro de la coca-cola. El libro aparece en 1981, evoca la década del 40 en México y la presidencia de Miguel Alemán. La forma en la que enlaza la ficción con el imaginario es a través de una serie de marcas, frases, personajes de la farándula, del periodismo y del arte, que mezcla la sociedad del espectáculo norteamericana con la mexicana. Pacheco nos muestra cómo la publicidad y la vida cotidiana se vuelven co-referenciales y todavía hoy narramos momentos de nuestro pasado vinculados con alguna marca de forma normalizada.

//En este sentido, el pop art ha sido uno de los pioneros en advertir la simbiótica relación entre la sociedad del espectáculo y las formas de subjetivación que pululan a lo largo del siglo XX y el XXI.

Es una larga historia, llena de contradicciones y espacios ciegos que no podemos enunciar en un breve espacio. Por ello, he buscado ejemplificar dos formas de enunciación a través de las prácticas artísticas contemporáneas que muestran la apropiación de esta simbiosis y el terror inscrito en un barroco, nunca antes imaginado, que resumimos con palabras de Douglas Crimp: “detrás de cada imagen siempre se puede hallar otra imagen”². Siempre.

Robert Longo³

Una de las exposiciones más paradigmáticas fue la de Pictures en 1977, llevada a cabo en el Artist Space de Nueva York en la que Troy Brauntuch, Jack Goldstein, Sherrie Levine, Robert Longo, Philip Smith, entre otros, mostraron de diferentes formas los laberintos de la imagen y su apropiación en los discursos de poder. Robert Longo (1957) es un artista que en la década de los 80 realizó una serie producciones ligadas, por un lado, a la re contextualización de la imagen del espectáculo y/o publicitaria para colocarla como una nueva forma de naturaleza muerta, pero en movimiento. Y, por otro, una crítica a las multinacionales en analogía con la sociedad disciplinaria. De la primera, el mejor ejemplo es la serie de Men in the Cities (Hombres en las ciudades) en la que a partir de las imágenes de la película An American Soldier (Soldado americano, 1970, Dir. R. W. Fassbinder) extrae los fotogramas de los cuerpos balaceados, los cuales al sufrir los disparos dan, también, la sensación poética de una danza fúnebre propuesta de fotograma-publicidad. Ahí en la unidad mínima el mensaje es claro: la muerte.

La tónica del régimen militar para mostrar la imagen detrás de la imagen, la encontramos también en:

Serie Men in the Cities (1981-1987), Robert Longo.

[…] el tríptico Corporate Wars: Walls of Influence (Guerras corporativas: muros de influencia, 1982) el pintor rinde su particular homenaje al poder de los negocios, del dinero y de las grandes multinacionales. Un grupo de dieciocho jóvenes, soldados de aluminio, centrados en el panel central del tríptico se convierten en figuras alegóricas de los businessman (hombres de negocios) de Wall Street significando que Wall Street actúa como una institución militar en la que todo es uniforme y en la que no cabe lo anárquico, ni tan siquiera la libertad individual. En los paneles laterales se trazan rascacielos en alto relieve de madera pintada, que no sólo simbolizan los lugares de poder sino el síndrome de la vida urbana moderna, dominada por la opresión, el vértigo social y la lucha de clases.⁴

Múltiples ejércitos encubiertos se encuentran en los espacios públicos y privados: publicidad, encuestas de consumo, recomendaciones por preferencias, trabajo esclavizado al alcance de la mano. Longo lo muestra, con ironía, apropiándose también del lenguaje escultórico del mundo clásico en el que los hombres de negocio luchan por vencer en la batalla de Wall Street.

Leonardo Barrera⁵

Detalle, Corporate Wars: Walls of Influence, Robert Longo, 1982.

El 19 de abril de 2015 se premió a los ganadores del 35 encuentro de Arte Joven. Entre ellos se encontraba Leonardo Barrera, quien ha mantenido un trabajo consistente en su crítica al trabajo esclavizado de las corporaciones en México. En un sentido diferente al de Longo, Barrera muestra las consecuencias en los Esclavos del mes (40 fotografías). 40 formas de explotación por un pago ridículo en el que el coeficiente de éxito, servicio y bienestar contradice los objetivos de la empresa con la realidad de los trabajadores.

Cada vez está más limitado lo que los sindicatos pueden negociar, y a eso las empresas sin rostro, con marca pero sin nombre, le llaman “flexibilizar el trabajo". En verdad, lo que se vuelve –más que flexible– inestable, es la condición laboral; el trabajo es rígido porque es inseguro, hay que cumplir estrictamente los horarios, los rituales de sometimiento, la adhesión a un orden ajeno que el trabajador acaba interiorizando para no quedarse sin salario. Recuerdo, entre muchos ejemplos recogidos en la literatura sobre globalización, éste que cita Ulrich Beck: "Son las veintiuna diez; en el aeropuerto berlinés de Tegel una rutinaria y amable voz comunica a los fatigados pasajeros que pueden finalmente embarcarse con destino a Hamburgo. La voz es de Angelik B. que está sentada ante su tablero electrónico de California. Después de dieciséis, hora local, la megafonía del aeropuerto berlinés es operada desde California, por unos motivos tan sencillos como inteligentes. En primer lugar, allí no hay que pagar ningún suplemento por servicios en horas extra comerciales; en segundo lugar, los costes salariales (adicionales) para la misma actividad son considerablemente mucho más bajos que en Alemania" (Beck, 1998: 38-39).⁶

Serie OXXO, Leonardo Barrera, 2015.

Si la consigna del primer manifiesto comunista era “proletarios del mundo, uníos”, ¿qué ocurre con la emancipación, la búsqueda de los derechos laborales y humanos, cuando en las sociedades contemporáneas, de control, no se sabe dónde está Goliat? La escurridiza figura proteica de las corporaciones y las condiciones cada vez más alarmantes del menos (para los trabajadores) es más (para los socios), es mostrada por Barrera. Los esclavos del mes es parte del registro, proceso y circulación de imágenes a través de la fotografía que muestran algunos de los numerosos aspectos de la compleja realidad laboral de nuestro país, asociada con marcas-corporaciones específicas como Starbucks, Oxxo⁷, Walmart, entre otras. La documentación del reclutamiento, entrevistas, presentación de empleados de nuevo ingreso, exámenes médicos, memorización de la misión y visión de las empresas, en fin, todos los mecanismos de vigilancia en el cuerpo del esclavo contemporáneo son enunciados por Leonardo a través de su propio cuerpo y el tratamiento de la imagen. De esta forma, detrás del anonimato del esclavo queda el uniforme que dará cuenta del tiempo que se vivió, por si no se recuerda, ¿qué tiempo era aquel? Era en el que se trabajaba en Modatelas, Walmart o Starbucks con los pies hinchados. Así, el recuerdo ha suplantado al memorioso con la marca, como una res en el matadero.

Notas