Dirigida por la joven Kelly Fremon Craig y protagonizada por Hailee Steinfeld, Haley Lu Richardson, Blake Jenner y Woody Harrelson, The Edge of Seventeen es enteramente una “feel good movie” de corte independiente, y no podría estar más complacida de haberla visto y reseñarla aquí.

Una adolescente que habla como adolescente y tiene la inmadurez propia de una; pocos momentos musicales de introspección y fuertes y significativas peleas donde el punto principal no es el interés romántico de la protagonista, sino un corazón roto por una amistad que parece terminar.

Siento que alguien que no se identifique en algún punto con la insegura Nadine (Steinfeld), no pasó por la pubertad y la dolorosa experiencia de alejarse de una amistad entrañable. Nadine nos narra sus problemas familiares, sus prejuicios y tonterías, su inmadurez en general y el complejo de sentirse un copo de nieve a pesar de que se odie a sí misma; en fin, no la adolescente que queremos, pero sí la que merecemos.

Así comienza la trama. Sabemos que Nadine ha sido insegura toda su vida frente a la imagen rayando en la perfección de su hermano mayor, Darian (Jenner), y que el único pilar de confianza en su vida le es arrancado a una joven edad, dejándola no sólo con un dolor profundo, sino con la idea de que si no fuera por la compañía de su mejor amiga, Krista (Richardson), estaría sola en el mundo.

A pesar de una vida en la que se siente pasada de largo y cuenta con los típicos problemas de una privilegiada adolescente de diecisiete años –como el estar enamorada de una idea encarnada en una cara bonita y una inseguridad fuerte en cuanto a su interacción social– las cosas no van mal del todo para Nadine. Tiene a Krista y su madre es tan ausente como cualquiera que se lleve mal con su madre podría desear. Sin embargo, existe una fuerte y turbulenta relación con su hermano que no sólo contesta los insultos de Nadine, sino que tiene también una aversión a su conducta y elecciones.

En ese punto se encuentra la trama, cuando Nadine descubre en la cama, tras una noche de caer borracha en su propio baño, a su mejor amiga y a su hermano. Muy a pesar de un berrinche propio de una niña de 5 años y de la absoluta creencia de que fue traicionada por su mejor amiga, la nueva pareja se encuentra prontamente prendada e ignorando el ultimátum que se les da para romper la relación.

En tanto que Krista parece seguir adelante en su vida, haciendo nuevas amistades, siendo la novia del aparentemente perfecto Darian, y rompiendo cualquier barrera social que pudiera haber encontrado antes, Nadine se encuentra totalmente sola. De ahí, cae en un vertiginoso descenso de malas elecciones, buenas oportunidades pasadas de largo, y peleas con gente valiosa en su vida.

Es curioso cómo ver a distancia que Nadine se autodestruye como una campeona a lo largo de la película, ignorando las posibles amistades en su camino, aboliendo incomodidades sociales y, en general, comportándose como si la vida le debiera algo casi por default. Efectivamente, el personaje principal es bueno por la contradicción enorme entre su inteligencia, su sensibilidad y sus acciones. Nadine tiene miedo a la verdad. Y la verdad es que Nadine puede ser feliz si abre un tanto su mente y su corazón a las cosas buenas que la rodean, que son bastantes.

Una de ellas es su profesor de historia, interpretado por Woody Harrelson quien roba absolutamente toda escena en la que aparece. Con un fantástico y ácido humor, se abstiene de decir aunque sea en alguna ocasión algo profundo y reflexivo, propio de un profesor de película. Sin embargo, se encuentra ahí, con su alumna favorita, para de alguna u otra manera, no dejarla que caiga en su propio juego de interpretar a la víctima.

Así pues, Nadine encuentra muy a su manera las respuestas que necesitaba. La más importante: que no necesitaba a Krista o a alguien más para sentirse adecuada. Que Krista se aleje y avance en su vida no es una señal de poco amor hacia Nadine; que Nadine requiera que Krista sea solo suya y se niegue la oportunidad de vivir un tierno romance, sí es señal no sólo de una dependencia no sana de Nadine, sino de un egoísmo que trasciende su amistad.

// Como en Frances Ha, el dolor del alejamiento de un amigo que amas está presente, así como la oportunidad que estos infortunios nos dan para conocernos a nosotros mismos y probar nuestra propia fuerza,

haciendo las amistades remanentes aún más fuertes, y construyendo lo que viene con un deseo de compartir y no acaparar. A los 17 años, esta sencilla historia engloba esta idea de crecer y madurar a la perfección.

La bellísima Hailee Steinfeld fue elegida para el papel principal con sus pros y contras, y nominada al Golden Globe de este año por su actuación en este filme. Pros, que es una excelente actriz con un fuerte carisma y un don para la comedia que compartido con Woody Harrelson, hacen de las escenas que comparten, verdaderos momentos de risa a alto nivel. Contras, que Hailee es bella, por lo que es difícil entender que pase desapercibida y que sea así de tímida. Pero en fin, es la adolescencia, y las percepciones que tenemos (a esa edad o cualquiera) no siempre son las más objetivas, sobre todo, las que se refieren a nosotros mismos.

The edge of seventeen es íntima, bien actuada y dirigida modestamente pero con visuales que le hacen a uno pensar en una tarde lluviosa a los diecisiete años. La directora Kelly Fremon sin duda se retrata a sí misma en esta, que no es su ópera prima, pero habiendo visto otro de sus trabajos, probablemente la mejor hasta ahora. Ha de tener cuidado de limitarse a un trabajo autorreferente, si el deseo es crecer en lo artístico, pero siempre será apreciado que se le dé voz a una joven mujer con problemas de inseguridad y profundidades propias de retratarse. ¿Por qué propias de retratarse? Porque tal parece que la mayoría de lo que Hollywood ama retratar en jóvenes adolescentes es un sentido de poco valor por esa falta de madurez, unas hormonas desatadas, un deseo de popularidad, de ser notadas y, tal vez, simplemente de crear drama en donde quepa la oportunidad.

Creo que en todas las banalidades hay un deseo de resurgir en esos personajes. De ahí lo aclamado de la película. Sí, Nadine es insegura y está enamorada de un niño bonito. Sí, es egoísta, y se pelea con su hermano y madre como una pequeña. También se cree más especial que nadie, y se viste de manera extraña tratando de sobresalir entre los demás, de dar parte de su esencia. Esta película grita a los cuatro vientos frente a todo lo anterior, un sonoro “¿y?”. ¿Qué más da todo eso en Nadine? Esta niña ha de dejar de lamentarse tarde o temprano, como cualquier niño caído dispuesto a levantarse puede. Esto podría parecer carente de valor, pero a partir de esto y sobrellevando por un largo camino las cosas que no salen como deseábamos y, además, haciéndolo solo, se aprende. En esta historia comienza ese viaje, como el de muchos: en la casi banal narración de Nadine, que algunos compartimos, sobre cómo a partir de la adversidad, se empieza uno a ver como realmente es.

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