En los últimos años se ha incrementado el interés de la población por alimentarse sanamente, pero tratar de llevar una dieta balanceada no es suficiente para cumplir con este objetivo. Existen herramientas que nos guían sobre los alimentos y las cantidades de éstos que debemos consumir diariamente para mantenernos saludables. Sin embargo, aunque tratemos de incluir los diferentes tipos de alimentos recomendados –i) frutas y verduras, ii)  leguminosas y alimentos de origen animal y iii) granos y tubérculos–, podemos estar expuestos al consumo de sustancias empleadas durante su producción y que pudieran tener efectos adversos en nuestra salud, tal es el caso de los plaguicidas.

¿Qué son los plaguicidas? Son productos químicos empleados en la agricultura para proteger los cultivos contra insectos, hongos, malezas y otras plagas. Sin embargo, son productos que también son potencialmente tóxicos para los seres humanos. Pueden tener efectos perjudiciales para la salud, por ejemplo, provocar cáncer o acarrear consecuencias para los sistemas reproductivo, inmunitario o nervioso.² Algunos de ellos, debido a su alta persistencia, se conservan a lo largo de la cadena alimenticia y pueden acumularse en tejidos humanos. Es necesario tener en consideración que la ingesta no es la única manera de entrar en contacto con estas sustancias, también se puede tener contacto con ellas a través de la piel o la inhalación.

La “agricultura convencional” emplea plaguicidas en los campos agrícolas para asegurar las cosechas al reducir o eliminar las poblaciones de organismos plaga o patógenos. Esta agricultura se caracteriza principalmente por contar con grandes extensiones de un mismo cultivo en el tiempo (unicultivo) y el espacio (monocultivo), condición que favorece de manera natural el incremento de poblaciones de este tipo de organismos, al encontrar su fuente de alimento sin tener que trasladarse grandes distancias ni enfrentarse a sus enemigos naturales. El método más fácil de manejo es la aplicación de plaguicidas. Otras prácticas que caracterizan este tipo de producción son: uso de maquinaria, sistemas de riego tecnificados y empleo de fertilizantes de síntesis industrial.

//Como alternativa a este tipo de agricultura se ha desarrollado la Agroecología, disciplina científica que aplica conceptos y principios ecológicos con el fin de optimizar las interacciones entre plantas, animales, seres humanos y medio ambiente.³

Tiene como meta contribuir al desarrollo rural sostenible a través del diseño y manejo de agroecosistemas. Entre sus principales prácticas se encuentra la diversificación de los sistemas de producción (antónimo del monocultivo) enfatizando en la ingeniería ecológica. Ésta consiste en ensamblar los componentes del agroecosistema (cultivos, animales, árboles, suelos, etc.), de manera que las interacciones temporales y espaciales se traduzcan en rendimientos derivados de fuentes internas, reciclaje de nutrientes y materia orgánica, y de relaciones tróficas entre plantas, insectos, patógenos, etcétera.⁴

El manejo de plagas desde la Agroecología

La Agroecología propone diversas prácticas para el manejo de plagas en los cultivos agrícolas (cultivos múltiples, manejo de la nutrición, rotación de cultivos, manejo de fechas de siembra y cosecha, etc.). La principal de ellas es la diversificación, misma que hace referencia a la inclusión de diferentes especies vegetales en los campos de cultivo. Se ha comprobado que al sembrar al mismo tiempo diferentes especies y variedades tienen lugar sobre los organismos plaga mecanismos de confusión, repelencia, interferencia, enemigos naturales, entre otros.⁵

La confusión y la interferencia se llevan a cabo cuando el insecto no es capaz de ubicar el cultivo del cual se alimenta debido a que el resto de los cultivos provocan un efecto de enmascaramiento, a la vez que constituyen barreras físicas que limitan la colonización. La repelencia, por su parte, se manifiesta cuando sustancias emanadas por ciertas especies no son del agrado del insecto plaga y lo ahuyentan del cultivo principal. No obstante, los enemigos naturales son el elemento aliado más importante de la diversificación de cultivos ya que se les ha atribuido la regulación de hasta 90% de las especies de organismos que pueden convertirse en plaga.⁶

Los enemigos naturales son organismos que habitan en el agroecosistema y que interactúan con insectos fitófagos reduciendo su actividad biológica o causando la muerte. Para poder conservarlos es necesario manipular adecuadamente el medio, de tal manera que se conserve un balance entre plagas y sus enemigos naturales.

Cuando se desea conservar a los enemigos naturales se debe considerar que no se busca la completa eliminación de organismos fitófagos sino mantener poblaciones pequeñas que serán alimento de los enemigos naturales. Si se eliminaran completamente las poblaciones fitófagas, sus enemigos no tendrían alimento y también serían eliminadas, de manera que, en caso de una incidencia de la plaga, su ataque sería más severo debido a que el control natural habría sido eliminado del agroecosistema. Un agroecosistema sano mantiene poblaciones balanceadas de diferentes organismos para poder, hasta cierto punto, autorregularse sin la necesidad de aplicar plaguicidas.

Siempre que se emplee esta medida tendremos algunos productos con señales de consumo por la existencia de insectos fitófagos, tales como perforaciones en hoja o algunos manchones, pero que son completamente aptos para consumo humano. Sin embargo, muchas veces estos productos son rechazados por el consumidor dado que no tienen la apariencia perfecta de uno producido mediante agricultura convencional. Cabe aclarar que, sin embargo, son de mejor calidad debido a la ausencia de sustancias peligrosas que pudieran bioacumularse gradualmente en el consumidor final, tal como ocurre con algunos plaguicidas.

Retos en la producción de alimentos sanos

Entre los retos que tienen los productores para producir alimentos sanos se encuentra el desarrollar la capacidad de ver los agroecosistemas como el producto de las interacciones que se llevan a cabo entre todos sus componentes a fin de poder desarrollar sistemas de manejo que contemplen una convivencia con otros organismos aparte del cultivo mismo. Esto implica un conocimiento sobre la ecología del agroecosistema así como de los diferentes elementos vivos y no vivos que hay en él.

Por su parte, el consumidor tiene la obligación de exigir alimentos de mayor calidad en todos los sentidos, a la par que debe sensibilizarse e informarse sobre la manera en que se producen actualmente los alimentos. Es necesario desarrollar conciencia sobre los efectos perjudiciales tanto a la salud humana como ambiental que produce la agricultura convencional e impulsar la conversión de estos sistemas por otros más amigables.

En Aguascalientes ya se están desarrollando proyectos que buscan una manera de producir diferente. Te invitamos a que los conozcas. ¡Investiga, infórmate y decide!