La adversidad es un elemento importante en el proceso de crecer y madurar. Se encuentra en diferentes etapas del camino de la vida para cumplir los objetivos personales y profesionales.

Por esa razón, un posgrado se construye en la adversidad; es una aventura gratificante, agotadora y divertida. De ella surgirán dificultades en cualquier momento y mutarán en diferentes formas, por lo que sólo llegarán a buen puerto aquellos entusiastas que, además de un adecuado trabajo de investigación, tengan la voluntad y fortaleza para continuar sin importar los cambios que surjan.

Este texto no es una guía para la creación y desarrollo del trabajo de tesis para un posgrado, para eso ya existen textos útiles como los de Zubizarreta y Eco. Estos ejemplos y otros se encargan de esa parte del desarrollo del trabajo.

Tampoco es para disuadir a los estudiantes a que no sigan ese camino. Ya es desalentador que un posgrado certificado en el PNPC no garantice recibir una beca para dedicar todo tu tiempo a la investigación como ha ocurrido en algunas universidades del país. En realidad,

//estas líneas son más para aquellos que, aunque cumplen su objetivo formando parte de un posgrado, lo están sufriendo; su situación personal no va acorde con su plan y dudan de si tomaron la decisión correcta.

 Escribo esto porque el mío no fue un camino de éxito. Si comento que perdí la beca de investigación podrán imaginarse la vorágine de dificultades que surgieron al ser ésta la principal fuente de ingresos de mi familia. Además, mi primer hijo acababa de nacer, por lo que mi esposa y yo tuvimos que buscar trabajo adicional. Sin embargo, a pesar de todo, logré escuchar una fría mañana de diciembre esas palabras por las que tanto luché: “¿Está listo para protestar, maestro?”.

Yo sé que esto no fue ni será igual para todos los que estudian posgrados, ni lo fue para mis compañeros de generación. Quizá para los más trabajadores o decididos, el camino fue menos escabroso o, tal vez, sólo son menos cabezaduras que yo. Y, aunque no tiene que ver con lo académico, nunca está de más considerar cómo se modifica la vida a partir de tan importante decisión.

Es por ello que mi interés radica en mencionar algunos cambios en diferentes aspectos de mi vida que, aunque sencillos, haberlos tenido en consideración hubieran ayudado a evitar otras situaciones que complicaron aún más mi experiencia. Son aspectos que ningún folleto ni plática informativa tocan y que en algún momento deberían mencionarse.

Lo profesional (lo ya logrado)

Cuando le dije a mi jefa que iba a renunciar para entrar al posgrado, su respuesta fue: “Te puedes arrepentir de esa decisión” y, en parte, tenía razón. Perdí los beneficios y la tranquilidad de un trabajo seguro en una muy conocida marca y, pese a no estar relacionado con mis estudios, iba en ascenso (lento pero seguro). Así que se debe tener en consideración eso: se debe estar preparado para la incertidumbre de una beca que puede acabar por cualquier motivo: adiós beneficios, aguinaldo e incluso seguro médico. Te proveen del seguro por el ISSSTE, pero como derechohabiente a medias, sin expediente y sin todos los beneficios como tal. Por eso, debes estar en un momento adecuado, tal vez sea tu camino, pero no el tiempo correcto. Si ya tienes responsabilidades familiares considera un plan B o un ahorro para el caso de alguna dificultad, dado que ya no podrá ser solventada por tus anteriores beneficios.

Metodología y constancia

Si no lo tienes como parte de tu formación o de tu rutina, debes hacer desde el inicio algo que un profesor mencionó durante mis estudios de licenciatura y que jamás he olvidado:  debes hacer “horas nalga”. Esto significa estar sentado por horas para lograr una idea de toda la revisión de fuentes y seguir aún por otras horas más o, como lo dice Murakami, lograr la concentración y constancia para “transmitirle constantemente a nuestro cuerpo el mensaje de que trabajar escribiendo concentrado día a día, sin descanso, es necesario para ese ser humano que es uno mismo”. El camino del investigador no es de momentos, sino de una vida entre libros.

Prepárate para trabajar por horas alrededor de fichas, libros abiertos, tener regados papeles donde anotaste una idea antes de que la olvidaras y no poder tirar nada porque ya no sabes cuál papel tiene la idea importante. Ésa es la glamorosa vida del investigador y, aunque la sufrí, puedo decir que es uno de los momentos que definen tu verdadero interés por la investigación porque, a pesar de todo, no espero las ganas por volver a una situación similar.

Lo personal

Lo más trivial en tu vida cotidiana va a sufrir cambios. Hacer las compras de la semana o las diversiones se van a planear a partir de tus proyectos y antes de darte cuenta sólo existes para escribir reportes e investigar fuentes. En realidad, vas a sentir cómo el tiempo se construye a partir de fragmentos para dedicarte a tu labor.

Las discusiones con tu pareja van a surgir y las excusas para no acudir a las reuniones de familia y amigos serán una constante. Cuando estás ahí sólo sabes hablar  y pensar sobre tu tema de tesis e ignoras todo lo demás. Por ello, debes recordar dos cosas: primero, la vida sigue avanzando y debes dedicar tiempo a esas relaciones tan valiosas que tienes y que en los momentos difíciles de incertidumbre te apoyan; segundo, esta aventura no la emprendes solo, desde el primer día la dinámica de tu familia cambia, son los héroes anónimos de las investigaciones, están contigo en cada momento y viven casi como propios los éxitos y desatinos durante el proceso.

Mi esposa fue una de las heroínas de mi aventura, su rutina se transformó y, aunque hubo momentos que realmente la afectaron y nos alejaron, estuvo presente hasta el final. Un posgrado o una vida dedicada a la investigación puede romper relaciones, pero también muestra quiénes estarán contigo en la adversidad, y por eso debes dedicar tiempo a agradecerlo. En tu planeación semanal no olvides incluir un día en que no pertenezcas a Conacyt o a tu tema, sino a aquellas personas que requieren tu tiempo para hacerles sentir que su apoyo y presencia en tu vida son valorados. Créeme te va a ahorrar discusiones y reducirá el estrés.

Lo emocional

Lo que se vive se podría llamar como “caleidoscopio emocional”. De la mayor alegría se puede pasar a la desesperación y cuando apenas lo comprendes ya estás en otro punto. En realidad, eso es bueno, es una muestra de que estás avanzando y que estás dispuesto a hacer las modificaciones necesarias a las teorías y enfoques.

Se debe estar preparado para la decepción en todo momento. El tema con el que fui aceptado en el programa tenía avanzado un marco teórico y fuentes identificadas, pero en el primer mes cambió completamente. Lo único que se mantuvo fue que era sobre la inmigración extranjera a la ciudad y que mi nombre estaría en la portada.

Fue aterrador repensar los objetivos y reinterpretar aquellas fuentes que podían ser recuperadas, empezar de cero. Era como tener la casa de tus sueños y destruirla para hacer la casa que necesitas con algunos de los pedazos. Pudo ser doloroso y decepcionante, pero es necesario tomar ese tipo de decisiones. No siempre lo que proyectas es viable y debes estar dispuesto a dar un giro para avanzar hacia una ruta correcta.

Ocurre lo mismo con las asesorías y los seminarios. Al salir de las primeras puedes quedar sorprendido de lo que ocurrió, aquellos avances de los que te sientes orgulloso pueden acarrearte regaños y los puntos que abandonaste resulta que eran la veta que tanto habías buscado y que no supiste identificar.

Sobre los seminarios… qué puedo decir. Entre mis compañeros, la mejor forma para describir la presentación de avances era ser un venado al descubierto en temporada de caza. Todos frente a ti tienen su escopeta lista para cuando des un paso en falso, y eso es una manera educada de decirlo. Sus balas fueron comentarios estilo: “El enfoque no era el adecuado”, “todavía no sé que haces aquí”, y la clásica: “tienes avances, pero tienes mucho que trabajar y no sé si te va a alcanzar el tiempo”. Palabras duras, pero debes leer entre líneas la razón de recibirlas. La utilidad de ellas depende de que estés listo para enfocarlas a tu favor, no lo tomes personal.

Aún así, no todos los comentarios van a ser útiles debido a que no conocen la totalidad del trabajo. Pueden venir de profesores investigadores respetados, pero quien conoce el tema y ha gastado su vista revisando fuentes eres tú. Muestra tu trabajo con respuestas objetivas a sus preguntas, recuerda (no está de más repetirlo): no lo tomes personal.

Lo físico

Sólo se puede resumir en buscar alguna manera de controlar el estrés y poder ejercitarte para mantenerte en ánimo y fuerte durante el “caleidoscopio emocional”. Mi mejor opción era correr en la noche. Llegaba a la pista, me ponía los audífonos y corría, corría sin pensar en nada más. Además de ayudarme con mi condición física, lograba calmar esa pequeña vocecita que me incitaba a gritar como poseído y romper todo a mi paso.

El ejercicio no sólo ayuda a relajar, también permite una mejor circulación de la sangre y oxigenación del cerebro por lo que funciona para lapsos en que a pesar de la constancia ya estás bloqueado. Recuerda que no todo el día es de “horas nalga”. Cuando estés fastidiado puede ser el momento de descansar un poco de la información y del cuerpo engarrotado, así que encuentra una actividad física a la par para eliminar ese bloqueo.

El posgrado es un paso más en el crecimiento profesional, no el destino. El consejo final es que no desperdicies la oportunidad. Participar en un proceso de selección de Conacyt es pesado, pasar por exámenes, proyectos, entrevistas, etcétera; por lo que ser elegido es un voto de confianza por parte de los profesores y la universidad. Saca provecho al programa y relájate porque no lo sabes todo. Estás ahí para aprender, así que trabaja y demuestra que no se equivocaron en elegirte.