En el muralismo está la historia del país,
su pasión y desgracias, pero también está el camino al futuro.²
Rina Lazo

I

Arte hijo de la Revolución Mexicana, aparato educativo del Estado. El muralismo mexicano es, sin duda, un movimiento artístico, social y político en el cual se configuró –o al menos se trató de configurar– la creación de un imaginario colectivo para la sociedad mexicana en general. Diferentes temáticas abordó dicho movimiento, desde la ya mencionada Revolución hasta la lucha de clases y la reivindicación del hombre indígena.

Mucho se habla de este movimiento, pero primeramente conozcamos sus orígenes. El muralismo mexicano, como movimiento, nace en 1921 gracias a José Vasconcelos, quien en dicho año asume el cargo de Secretario de Educación Pública durante el mandato del presidente Álvaro Obregón.

Vasconcelos como intelectual tomó el papel de “mesías” de la educación y la cultura en México con el propósito de arrancar a la población de la barbarie que la hacía manipulable y explotable por tiranos y hacendados, y a la cultura de la estupidez anémica y sumisa de las clases provincianamente cultas.³

Así vemos las pretensiones de Vasconcelos como un proyecto de gran magnitud en el que él mismo como intelectual y dirigente influye en la creación de sistemas educativos y culturales adscritos a la Secretaría de Educación Pública como lo fueron el Departamento Escolar, Departamento de Bibliotecas y el Departamento de Bellas Artes. Todo esto secundado por el Ateneo de la Juventud, formado por escritores, poetas, pintores, escultores, licenciados, arquitectos y antropólogos. Entre los pintores –quienes son los personajes de interés en este documento– se encontraban Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, máximos exponentes del muralismo mexicano.

Vemos, pues, que la educación y la cultura son los pilares del plan vasconcelista para el renacimiento de una nación que provenía de una etapa llena de violencia e inestabilidad, la cual necesitaba de una re-estructuración de sus cimientos para poder avanzar a una etapa de “progreso nacional”.

II

De allí vemos la finalidad de dicho movimiento, la cual afirma Víctor Sandoval es:

[…] que el arte tiene que estar supeditado, en gran medida, a la teleología social, pues es valorado en función de lo que aporte a “la reivindicación del hombre, la liberación del hombre, a la felicidad del hombre”. Por lo tanto la valoración es política, igual o más, que estética.⁴

Un arte comprometido con los movimientos sociales, principalmente los movimientos obreros y campesinos, siempre desde una perspectiva nacionalista; propagador de ideas y de identidad.

Es así que el muralismo mexicano es un aparato educativo que adoctrina al neófito en la historia nacional en espacios en los que la llamada “alta cultura” no puede o simplemente no quiere adentrarse, ya que los espacios expositivos de las obras inscritas dentro del movimiento se realizarían en lugares e instituciones públicas. El lenguaje visual sería capaz de mostrar de mejor manera a la población los aconteceres históricos de México, ya que el analfabetismo era una gran constante en el país.

Dicha práctica ha sido utilizado a lo lago de la historia de la humanidad, desde las pinturas rupestres, hasta la pintura religiosa del barroco novohispano. El muralismo mexicano fue un sistema artístico-educativo-demagógico diseñado para justificar el régimen político que se había establecido después de la Revolución.

III

Podemos observar cualquier mural en el que se cuentan desde los orígenes del México prehispánico hasta la etapa posrevolucionaria las mismas escenas: indígenas, Independencia, movimientos obreros como la huelga de Cananea y Río Blanco, Revolución, y personajes que son de cierta manera sacralizados y elevados a la categoría de héroes de la nación, desde pensadores mexicanos a idealistas internacionalistas como Marx y Bakunin, incitadores a nuevos ordenes políticos en pro de la sociedad y en contra siempre de la burguesía. La lucha del pueblo por las causas “revolucionarias”.

IV

Pero aquí surgen varias interrogantes. ¿Por qué el muralismo tiene como cuna a intelectuales ya apostados en el poder y no a gente común del grueso de la población? ¿Quién decidió qué personajes aparecerían en dichas creaciones artísticas?

La respuesta tal vez sea simple.

//A pesar de supuestamente ser un plan de adoctrinamiento para las masas sin educación formal, dicho proyecto se dirige a otro público el cual tiene el bagaje cultural para poder “descifrar” los mensajes idealizados en las creaciones de Rivera, Orozco y Siqueiros y demás artistas de la época,

olvidándose de quiénes serían su objetivo: la población analfabeta de la primera mitad del siglo XX mexicano, ya que algunas de sus obras son demasiado complejas para alguien que carecía de una educación formal lograra entender qué es lo que mostraban las obras de los artistas mencionados anteriormente.

Quizá un ejemplo bastante claro sea el mural de Siqueiros Nueva democracia. En dicho mural se aprecia a una mujer –esposa de Siqueiros– emergiendo de un volcán, portando un gorro frigio, con ambos puños alzados, con grilletes, rompiendo las cadenas que la tenían presa. En la mano izquierda sostiene una flor amarilla y en la derecha una antorcha encendida. Detrás de ella aparece un brazo masculino apretando la mano, pues parece ha propinado un golpe a otro personaje que aparece en el suelo tirado, de color gris y con un casco.

La interpretación que se ha realizado de dicha obra es la siguiente: la mujer nace como la lava del volcán que es oprimida y sale con violencia rompiendo sus cadenas, portando el gorro frigio, símbolo de la libertad. La flor amarilla representa la ciencia y las artes, la antorcha el “nuevo indigenismo”, el fuego nuevo. Y por último, la mano que emerge detrás del personaje principal es la victoria sobre el fascismo.

¿Es entonces posible que una persona que no sabe leer y escribir y mucho menos tiene conocimientos de cultura general y de iconografía pueda saber qué quiere transmitir dicho mural? No. Es casi imposible entender dicha creación artística.

Y ejemplos, existen bastantes. En el caso de Orozco están los murales Omnisciencia, Juventud y Catarsis. Así como Fondos congelados de Diego Rivera.

En el caso de Catarsis se muestra una batalla entre dos grupos. El grupo del lado izquierdo del mural utiliza armas convencionales (rifles); en cambio, el grupo del lado derecho aparece portando armas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. En la parte inferior aparecen tres mujeres con rostro de éxtasis. Pero, ante los ojos del iletrado, ¿qué refleja esta obra? Es una obra que puede ser objeto de profundos análisis respecto a su significado y aun así dejaría dudas al respecto. ¿Es acaso la lucha entre el proletariado y la burguesía que posee los medios de producción y la tecnología? ¿Qué hacen esas tres mujeres en la parte inferior? ¿Serán parcas controlando el destino de todos los personajes del mural? Y así, pueden surgir cientos de interrogantes al respecto sin que se produzcan respuestas.

En la obra Fondos congelados de Rivera se aprecian tres escenarios. En el nivel superior se muestran construcciones y edificios en estilo art decó; en el segmento central del mural se muestra un hombre de espaldas dentro de lo que parece ser una bodega la cual parece estar llena de cadáveres. Y finalmente el último segmento de la obra –el inferior–, se muestra lo que bien puede ser una bóveda subterránea. Pero, ¿cuál es la interpretación que se le puede dar a esta obra de Rivera? Quizá la interpretación posible pueda ser que el progreso mostrado está hecho a base de la imposición del poder económico y la muerte de muchos. Una crítica al sistema capitalista, recordando que la gran mayoría de los adscritos al muralismo pertenecían al Partido Comunista Mexicano.

V

Respecto a los personajes que se presentan en los murales, principalmente los que presentan como tópico la Revolución, sólo se presentan a los líderes de las facciones como Villa o Zapata. En cambio, se presentan muchos más personajes que militaron en el carrancismo o constitucionalismo, dando la idea de que el plan de representación de personajes es meramente el de mostrar con mayor frecuencia a los personajes que quedaron en el poder, quienes terminarían siendo el germen del Partido Revolucionario Institucional, anteriormente Partido Nacional Revolucionario.

VI

Es así que llego a generar varias conclusiones respecto al movimiento muralista mexicano y sus pretensiones de educar al “pueblo” a través de las expresiones artísticas.

Primeramente, el proyecto de José Vasconcelos era un proyecto que trataba de abarcar muchas áreas del pensamiento y la cultura en México, en el que la educación básica se quedaba corta para las aspiraciones del proyecto nacionalista que éste estaba gestando para la población mexicana. Era un proyecto de la elite para la misma elite. Dar educación al pobre y desprotegido, pero no en su totalidad. Un simple sentimiento mesiánico en el que Vasconcelos se transformó a sí mismo en ese profeta del progreso educativo y cultural de una nación sin conocimientos ni capacidad de realizar un análisis crítico a dicho sistema.

Secundando la idea de progreso vasconcelista, está el muralismo, pero como hemos visto, este movimiento en su afán de mostrar la idea de nacionalidad, identidad, patria, se ve alterado por la visión de los artistas que en la gran mayoría de sus creaciones lo que realizan son murales con lenguajes de contenido altamente simbólico que una nación sin educación no podría entender. Regresando a la educación básica, ésta no es suficiente.

//Vemos discursos iconográficos bastante complejos que sólo permiten a unos cuantos el comprender qué es lo que ocultan a través de sus trazos, formas y colores.

Son creaciones que sólo pueden ser analizadas si se cuenta con cierto nivel de conocimiento que el plan educativo de Vasconcelos no ofrecía.

Retornando al epígrafe con que inicié el texto: “En el muralismo está la historia del país, su pasión y desgracias, pero también está el camino al futuro”, llego a la reflexión de que, en efecto, en el muralismo está la historia de México, pero ¿cuál es el futuro? Así como en el pasado el muralismo mexicano trató de educar a una población analfabeta, sin mucho éxito gracias a los discursos iconográficos manejados por los creadores, hoy en día vemos que gracias a este desconocimiento o desinterés en el arte y la historia –por una gran mayoría de la población– no hemos arrancado con ese plan de educación y cultura que pretendía Vasconcelos y asociados, ya que el arte y educación siempre ha estado al servicio de unos cuantos y alejado de quienes debería ser el público objetivo, el pueblo.