La música fue uno de los recursos que se utilizó para evangelizar en Nueva España, el canto y los instrumentos musicales fueron la herramienta, pero nos enfocaremos en el órgano tubular musical, ya que se ganó el sobrenombre de “rey de los instrumentos”,² por su tamaño, complejidad y majestuosidad de construcción y sonoridad.

El órgano tubular tiene sus orígenes en la antigua Grecia. Lo inventó y fabricó un ingeniero llamado Ctesibios de Alejandría en el año 246 a. de C. Cabe señalar que no llevó el nombre de “órgano” desde su primera fabricación, sino que se llamaba Hydraulus u órgano hidráulico y su objetivo principal era entretener musicalmente los circos y teatros.

El órgano es adoptado después por la iglesia católica en Europa para sus ritos y cultos religiosos. Al llegar la Conquista a Nueva España, la enseñanza para tocar y la construcción de órganos fue de lo más exitoso.

Los primeros órganos que llegaron de Castilla a Nueva España en el siglo XVI, desarmados y embalados en cajas de madera contenían las piezas numeradas y ajustadas a una Memoria, para poder después armarlos en su lugar de destino. Rara vez transportaban los tubos ya hechos, porque se podían conseguir muy buenos metales y tender las hojas y láminas de metal para hacerlos en la Nueva España. […] Las cajas generalmente se realizaban en México sobre el diseño tipológico del órgano. A veces traían el estaño de Europa, suponiéndolo más fino, así como secretos, largitorias (válvulas), molinetes y otros mecanismos, incluidos los teclados, que a poco se comenzaron a hacer aquí de gran calidad.³

Para el año 1555, con el primer concilio mexicano, se favoreció la construcción de órganos y se invitaba al acercamiento del instrumento mediante talleres, para uso de las iglesias y sus ceremonias.

Existieron centros de enseñanza a cargo de diferentes órdenes religiosas que se dieron lugar en la Nueva España, donde basaban la educación en el catecismo y en convertir a los nativos. Se enseñaba aparte “a leer, escribir, cantar, tocar instrumentos y los empleaban para ayudar la misa y atender la sacristía”.⁴

Peter Van Der Moere,⁵ mejor conocido como Pedro de Gante,⁶ fundó una escuela de música “para indígenas en Texcoco en 1523 y luego se hizo cargo de la de San José de los Naturales en 1528”⁷ en Nueva España, donde se “adiestró a los indígenas en la fabricación y ejecución de instrumentos musicales”⁸ y es en esta escuela donde se hace el primer órgano mexicano para completar la introducción de la liturgia católica. Se dice que la escuela de Texcoco fue la primera de música en América. La de Gante prosperó notablemente y pronto se expandió a Michoacán y Puebla, centros donde se cultivó seriamente la música. Esta se desarrolló rápidamente,

entre 1556 y 1589 se publicaron doce libros litúrgicos que contenían música mientras que en todo el resto de España se publicaron apenas catorce. En 1568, el Cabildo Metropolitano de México expidió una ordenanza municipal fijando las reglas a que debían someterse los aspirantes al oficio de fabricante de instrumentos musicales, entre los que aparecían la presentación de un examen sobre la construcción de órganos, espinetas, monocordios, laúdes, violines y arpas, además de un sistema permanente de inspección de su producción, a cargo de un examinador oficial que, tres veces al año, estaba facultado para confiscar los instrumentos defectuosos.¹⁹

Por lo tanto, ya en 1554 la Catedral de México poseía una orquesta, además de instrumentos de la más diversa calidad. Sin embargo, por órdenes de Rey Felipe II, se tuvo que reducir el número de indios que podían servir de músicos, esto por el alto costo del mantenimiento de conjuntos musicales, además de que en 1555 se prohibió cualquier instrumento que no fuera el órgano dentro de las iglesias.

Después de la construcción del primer órgano mexicano, se hizo la de un segundo órgano que fue fabricado totalmente en México “durante, el siglo XVIII, por José Nazarre, mexicano que también completó un órgano para la catedral de Guadalajara y otro para Valladolid”.¹⁰ En cuanto a las autoridades eclesiásticas se refiere, éstas destinaron un presupuesto “básico de 400 pesos anuales para el mantenimiento de rutina de sus órganos”¹¹ y asignaron un encargado para la afinación de los mismos y su conservación. “Para estos órganos primeros, inaugurados en 1736 se contrató a Francisco Peláez para cumplir con los mandatos de la iglesia”.¹²

//Existen muchos ejemplos de la belleza de cada órgano y cada uno en particular deja notar su propio estilo e influencia de la escuela creadora, así como de la época donde fue construido.

Sin embargo, tomaremos como ejemplos sólo algunos de ellos: en iglesias de Puebla existen instrumentos fabulosos del siglo XVIII, su decoración es digna de mantener viva, pues en su caja posee unas sirenas talladas en madera, “que sostienen largos cornos con aspecto de trompeta y angelitos que tocan cornos de caza”.¹³ La Catedral de San Luis Potosí posee un órgano de 1866, realizado por los hermanos Francisco y Fermín Orrirza de Guadalajara,¹⁴ pero llama la atención porque representa un

[...] hermoso ejemplo de continuidad en la tradición artesanal, ya que todas sus características son iguales a las de un instrumento del siglo XVII y, a no ser por los hechos conocidos de su fabricación, podría ser confundido con un instrumento barroco.¹⁵

Como podemos ver, los indígenas respondieron de buena manera a la enseñanza del arte, pues “dejaron soberbios monumentos y demás obras de arte en su dilatado desarrollo, de no menos valía es la herencia que hemos recibido, otro esplendido jirón de nuestra historia que es el pasado virreinal.¹⁶ El arte más próspero y significativo se encontró en las obras religiosas y esto es causa de la intervención que tuvo la Iglesia Católica en el florecimiento de la misma, por las escuelas que fundaron las distintas órdenes religiosas y la importancia que les dieron al seguimiento del arte.¹⁷

Con el paso del tiempo, el arte fue cambiando y por ende el estilo también, las formas medievales fueron desvaneciéndose en una nueva creación artística. “El espíritu indígena cristianizado encontró la manera de manifestarse”,¹⁸ todo el cúmulo de “gustos y ansias de expresión artística y estética encontraron su cauce en las formas que más convenían, las de los nuevos tiempos, las del arte barroco”.¹⁹ El arte barroco es rico en matices que van desde las “tendencias al clasicismo, pasando por el manierismo, hasta las del barroquismo más desenfrenado, que se ha venido a llamar ‘ultrabarroco’ dentro del cual se encuentra el ‘churrigueresco’”.²⁰

En el caso de Aguascalientes, los órganos tubulares que se conservan en el municipio de Aguascalientes se encuentran en los templos de: San Antonio, Nuestra Señora de Guadalupe, San Marcos, San Diego, el Camarín del templo de San Diego, El Señor del Encino, Nuestra Señora de la Asunción (Catedral), San José. Y fuera del municipio de Aguascalientes, cuenta con los siguientes: Templo del Señor del Salitre, Calvillo, y El Señor de las Angustias en Rincón de Romos y posiblemente en Tepezalá ya que por un tiempo se negaba su existencia.

La mayoría de estos órganos fueron comprados a la casa Walcker, aproximadamente en la primera mitad del siglo XX, lo que, comparado con otros estados, expresa que estos órganos son “nuevos”. En el caso del Camarín de San Diego, se estima que pudo haber sido ensamblado con la misma construcción de la arquitectura, puesto que se encuentra empotrado en la pared, podemos decir que oscila en los años 1792 cuando comenzó su construcción. En la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, el órgano procede de Guadalajara, Jalisco, de 1901. Su constructor fue Francisco Godínez y su casa constructora hacía que los lugares que no poseían órganos tubulares tuvieran exceso en la compra de este instrumento.

En algunos otros casos se desconoce la casa de procedencia de los órganos correspondientes a las iglesias de Aguascalientes debido al mal estado y porque se borró información grabada, además, del poco acceso a los archivos donde podría encontrarse más datos.