Durante los pasados meses de febrero y marzo del presente 2020, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura presentaron “El arte del piano”, un ciclo de conciertos de piano que se ofrecen cada año en la Ciudad de México. En éste se presentaron 29 pianistas –la gran mayoría mexicanos– quienes ofrecieron en 26 recitales una variada selección de obras de diferentes épocas, autores y países. En entrevista, José Julio Díaz Infante, coordinador nacional de Música y Ópera, comentó que para la presente edición del festival se procuró dar mayor visibilidad a las mujeres pianistas, esto con la intención de “impulsar más la proyección de las mujeres en el campo pianístico” con la finalidad de que “estén en igualdad de exposición en la medida de lo posible”.² Sin embargo, a la hora de consultar el póster con la calendarización de los conciertos, llama la atención algo: de los 29 pianistas presentes, 21 eran hombres y sólo 9 mujeres. En otras palabras, el porcentaje de mujeres en dicho evento fue de sólo 30%, por lo que la presencia de hombres pianistas fue de más del doble con respecto a la de mujeres pianistas. ¡Y eso que hubo un apoyo para aumentar la participación de ellas!

¿A qué se debe esto? Un primer reflejo de esta situación podemos verlo en los concursos nacionales de piano. Si analizamos el porcentaje de participación femenina en estos eventos durante la última década, creo que podemos obtener cifras muy reveladoras. Por ejemplo, en el Concurso Nacional Angélica Morales,³ tenemos lo siguiente: en 2012 hubo sólo un 10% de participación femenina; en 2016 hubo 12% y, finalmente, en su más reciente edición, la cifra subió a 20%, lo cual constituye un aumento significativo de participación de mujeres.

Otro concurso prestigioso a nivel nacional es el José Jacinto Cuevas, organizado cada dos años en la ciudad de Mérida. Desde 2012, este concurso realiza dos categorías: “jóvenes”, con límite de edad de 21 años, y “mayores”, abierto hasta los 29 años de edad y a participantes de toda Latinoamérica. Las cifras fueron las siguientes: en la categoría “jóvenes”: en 2012 hubo 16% de participación femenina, en 2014, la cifra subió a 24% pero en 2016, bajó a 13%. Sin embargo, en la categoría “mayores” hubo un alza significativa: en 2012 solamente hubo 1 mujer de 24 participantes (4%), en 2014 la cifra creció a 10% y, finalmente, en 2016 subió a 16%.

Naturalmente que éstas son solamente cifras de dos concursos –quizá los de mayor prestigio en nuestro país–, pero tales números ayudan a argumentar que, efectivamente, ha habido un alza en la participación de las mujeres en estos eventos en comparación con hace 10 años. Sin embargo, aún estamos un poco lejos de las cifras que tienen algunos concursos a nivel internacional ya que, como se podría adivinar, en el extranjero su presencia es mayor. En el Concurso Internacional Tchaikovsky, organizado en Rusia cada cuatro años, las cifras fueron las siguientes: en 2011⁴ y 2015,⁵ la participación de mujeres fue del 38% aunque luego, en 2019,⁶ bajó dramáticamente al 8%, lo cual resulta atípico con respecto a lo sucedido en otros concursos internacionales. En el Van Cliburn, por ejemplo, presentó tanto en 2013⁷ como en 2017⁸ a 30 participantes. De estos, en 2013 hubo 6 mujeres (20%) y en 2017 la cifra aumento a 9 (30%). Comparando las cifras entre concursos nacionales e internacionales, nos damos cuenta que, mientras aquí en México rara vez superamos el 20% de participación femenina, en otros países ocurre lo contrario: rara vez hay menos del 20% de los participantes que sean mujeres.

Volviendo a nuestro panorama musical mexicano, lo verdaderamente interesante viene cuando analizamos lo que sucede en concursos que contemplan categorías infantiles y juveniles. Como primer ejemplo, en los concursos internos de la Facultad de Música de la UNAM organizados cada año, existen tres categorías: la del CIM (Ciclo de Iniciación Musical) que tiene por edad límite los 15 años; la del propedéutico, de nivel medio; y la de licenciatura, de nivel superior. Tomando como ejemplo tres concursos realizados en los últimos diez años, observamos lo siguiente: en 2011, en el CIM, hubo completa igualdad: 50% de participación femenil; en propedéutico hubo 37% y en licenciatura, 27%. Como podemos ver en este primer ejemplo, se observa que conforme crecen, las mujeres participan menos en los concursos. Esto se confirma con lo sucedido en ediciones posteriores del concurso: en 2014, en el nivel CIM… ¡hubo 18 mujeres de entre 21 participantes! ¡Su presencia fue del 85%! El nivel propedéutico se mantuvo en 37% y el nivel licenciatura tuvo 38%. En 2019, se vuelve a confirmar la hipótesis antes mencionada: en el CIM hubo 70% de participación femenina, en nivel propedéutico 36% y finalmente, en nivel licenciatura hubo 26%. Pero esta tendencia no es exclusiva de la Facultad de Música de la UNAM: en otro concurso como es la Bienal de Piano en Mexicali, hay cuatro categorías por orden de edad. En 2016, en la primera hubo 58% de participación femenina, en la segunda 28%, en la tercera 21% y finalmente, en la cuarta 20%.

Si bien queda pendiente realizar una base de datos con información de otros concursos y que abarque más años, por ahora podemos concluir que, aunque ha habido un alza en los últimos años de mujeres pianistas en concursos de piano de prestigio,

//todavía nos queda un largo camino para lograr una situación más equitativa. Y sería bueno averiguar qué sucede durante la adolescencia que ese ímpetu inicial de las niñas pianistas por concursar se esfuma…