Cuando nos remontamos a situaciones que nos cambian la vida o, en muchas ocasiones, a circunstancias que ponen a prueba nuestra tolerancia a la frustración y, en cierta medida, a la capacidad de nuestro espíritu de soportar las tribulaciones que nos azotan, se filtra este debate filosófico de qué tanto poder tenemos en nuestro interior cuando estamos frente a una situación que no podemos cambiar, ya sea por desesperación o por impotencia. Es así como viene a mí esta película que ha conquistado tanto mi atención, y que me permite meditar más allá de lo que es capaz el imponente espíritu humano.

The Grey (Un día para sobrevivir - 2011) es una película que nos encamina poco a poco a una serie de eventos que ponen a prueba la voluntad de unos cuantos petroleros que, tras sobrevivir a un accidente áreo al intentar regresar a sus hogares, deben ahora luchar contra el brutal y desolado clima congelado de Alaska y el constante asedio de una manada de lobos, depredándolos insaciablemente en todo momento.

Esta obra es dirigida por Joe Carnahan, conocido por sus películas como: The A-team (Brigada A: Los magníficos) y Boss Level. Está basada en el cuento Ghost Walker (Caminante fantasma) de Ian MacKenzie Jeffers, quien también coescribió el guión con Carnahan. En el reparto se encuentra John Ottway, interpretado por el ya legendario Liam Neeson (The Dark Knight Trilogy, Taken, Clash of the Titans), quien en la historia resulta ser un veterano francotirador contratado para cuidar a los perforadores de los lobos salvajes del área. Entre otros trabajadores del área que se encuentran con Ottway, dentro del avión y también como supervivientes, John Díaz (Frank Grillo) Jerome Talget (Dermot Mulroney), Pete Hendrick (Dallas Roberts), Todd Flannery (Joe Anderson) y Jackson Burke (Nonso Anozie).

La historia recibió una mezcla de críticas relativamente positivas por parte de los críticos, aunque algunas negativas tildándola de “inusualmente agresiva” dada la naturaleza tan extrema en la que retrataron a los lobos en sí. Sin embargo, el verdadero foco de la película no radica en los lobos, sino en la lucha interna del hombre por sobrevivir y el significado de la vida estando al borde de la desesperación.

La trama nos encamina a un desolado Ottway quien resguardando a los perforadores y utilizando su rifle de francotirador, dispara a un lobo quien está por atacar a un perforador. Ottway se acerca al moribundo lobo escuchando sus últimos alientos. Dicha noche, Ottway escribe una carta “sin propósito” para su esposa, explicando sus planes de quitarse la vida… Situación que no sucede.

Tras su abordaje al avión y ligeramente dejándonos ver aquella carta que guarda sin mucha importancia, nos lanzan al suspenso de soportar una devastadora turbulencia, que termina haciendo que choque el avión. Ottway despierta abruptamente sólo para admirar el terrible escenario y ver impotente cómo otros supervivientes en estado de shock o heridos ahora deben enfrentar el verdadero infierno de sobrevivir a la tundra congelada y el horror de adentrarse en un territorio hostil.

Resguardando sus pertenencias y preparándose de la mejor manera para esta lucha, es como vemos poco a poco y uno a uno, a los protagonistas alistarse para superar esta enorme calamidad.

Asumiendo el cargo de líder, Ottway lidera a los hombres para que éstos regresen con vida. Para ello sugiere que tomen lo necesario para turnarse ya que se encuentran en territorio de lobos. Tras abandonar el lugar del accidente –Flannery, al quedarse atrás, es asesinado por los lobos–, el grupo debe protegerse en lo que parece un bosque. Ahí encienden fogatas y se hacen de lanzas improvisadas como armas. Ottway decide guardar las billeteras de los fallecidos para regresarlas a sus respectivas familias.

Díaz comienza a cuestionar el liderazgo de Ottway y lo ataca, siendo desarmado. Antes de poder disculparse, Díaz es atacado por un lobo “Omega”, es decir, la jerarquía más baja de la manada enviado por el “Alfa”. Capturan al lobo, lo matan y asan para poder alimentarse todo el grupo. Estando ahí, todos comienzan a hablar de su forma personal de ver la vida, de sus familias y su “fe”. Díaz se presume ateo, Talget un hombre de fe y amoroso padre de su pequeña hija, Ottway se define ateo, pero que desea creer o tener fe. Es aquí donde recita un poema de heróico estoicismo que leyó cuando era niño con su padre.

Desgraciadamente, a la mañana siguiente Jackson sufre de hipoxia (falta de oxígeno) y es encontrado muerto. Los sobrevivientes viajan a un cañón y aseguran una línea con una cuerda de un árbol al otro lado del cañón. Díaz, Ottway y Hendrick logran pasar, pero Talget queda enganchado, la cuerda se rompe y éste cae intempestivamente al suelo. Apenas vivo, Talget tiene una breve visión de su hija y es arrastrado por los lobos.

Siguiendo el camino, Díaz es consumido por su resignación y, al no tener un propósito para vivir, decide tumbarse en una roca al pie de un arrollo y esperar su muerte. Ottway y Hendrick continúan su camino por el río y se percatan de que están siendo perseguidos por los lobos. Hendrick cae al río y sin posibilidad de nadar a contracorriente, el río lo hace chocar con un pedazo de roca que lo engancha y lo atrapa bajo la superficie; termina por ahogarse.

Ahora solo, Ottway tiene un breve arrebato de ira hacia Dios. Enfurecido, Ottway le reclama a Dios que “se manifieste” para que éste pueda creer en él, pero al no recibir nada, éste también se traga con amargura la realidad de su situación.

Agotado y con hipotermia, Ottway saca las carteras de los fallecidos creando una cruz simbólicamente y recapitula con tristeza lo sucedido hasta ahora. Es aquí donde se encuentra en la guarida de los lobos, presentándose ante él el lobo “Alfa”. Ottway mira la foto de su esposa y aquí se nos revela que estaba muriendo de una enfermedad terminal, razón de su carta y de la preparación de su suicidio. A medida que el Alfa se acerca, Ottway finalmente acepta su situación y en vez de sucumbir a la desesperación, se arma con un cuchillo y botellas de licor que rompe para guardarse en la mano. Recita una vez más y en voz alta aquel poema:

Una vez más hacia la Lucha
Hacia la Ultima Gran pelea que libraré
Viviré y Moriré en este día
Viviré y Moriré en este día…

Ottway mira al Alfa a los ojos y justo en el momento del combate final, es como termina este filme.

Mucho de esta estructura filosófica que retrata la película viene a mí y evoca a autores como Viktor Frankl, que fue un superviviente del holocausto y quien da vida a esta frase de Nietzsche:  “Aquel que tiene un por qué para vivir, puede enfrentarse a todos los cómos”.  Dadas las condiciones inhumanas de los campos de concentración y la actitud de la gente que aun estando en dichas condiciones se aferraba a la vida con una esperanza inquebrantable, así mismo The Grey explora la voluntad de vivir de un hombre que es golpeado por los infortunios de la vida y el doloroso contraste de ver el destino de sus compañeros al morir uno a uno.

Como el último superviviente que queda, Ottway se encuentra en verdadera desesperación, clamando a Dios por ayuda y, quizás también, por una justificación. Por supuesto, el universo permanece en silencio, enfatizando cómo lo señala Frankl:  Somos nosotros los que debemos responder las preguntas que la vida nos pide, y a estas preguntas sólo podemos responderlas siendo responsables de nuestra propia existencia.

En la conclusión del viaje de Ottway, se encuentra en el mismo umbral de la muerte que lo ha estado acechando a través de la tundra. Somos testigos de esta capacidad de transformar una tragedia personal en un triunfo porque para Frankl: Cuando ya no podemos cambiar una situación, nos enfrentamos al enorme desafío de cambiarnos a nosotros mismos, tal como Ottway encuentra sentido en una situación desesperada al enfrentarlo con coraje, no sólo al recordar la muerte de su esposa, sino la de todos y cada uno de sus compañeros, incluso la razón del por qué se quería quitar la vida. Es un último recurso, pero para Viktor Frankl es suficiente para demostrar que: Aunque el significado de la vida siempre cambia, nunca deja de ser y al aceptar este desafío para sufrirlo con valentía, la vida tiene un significado hasta el último momento, y retiene este significado literalmente hasta el final.

Es una filosofía de sufrimiento heroico que Ottway, en lo que probablemente sean sus últimos momentos, da voz a su poema de estoico heroísmo:

Una vez más hacia la Lucha
Hacia la Ultima Gran pelea que libraré
Viviré y Moriré en este día
Viviré y Moriré en este día…

//Considero que The Grey resalta de cualquier otra película de supervivencia, ya que su enfoque principal es la capacidad de cada uno de sus protagonistas de seguir luchando aun en medio de una situación tan desesperanzadora.

El protagonismo de Liam Neeson de encapsular perfectamente las fases de un hombre que al ver poco a poco los terribles despojos que la vida le ha dejado, aún decide enfrentarse a todos y cada uno de ellos con coraje y fervor.

The Grey enfatiza fuertemente la visión y la voluntad de vivir de un hombre que no tiene ya nada más por qué vivir. Una película que se ha ganado totalmente mi atención, que recomiendo a mis anchas y que se ha vuelto una de mis favoritas por su contenido con visión hacia la filosofía estoica y el sentido psicológico de la voluntad y el espíritu. Más aún porque nos recuerda que, pese a todo, podemos encontrar una razón por la cual levantarnos y seguir luchando día a día.