Parece un poco extraño pensar que hace menos de 100 días el mundo se encontraba girando a otro ritmo. No es poco decir que nuestra vida ha dado un giro de 180 grados desde entonces, e incluso es difícil imaginarnos lo que hace tres meses hacíamos como parte de nuestra muy rutinaria cotidianidad. La epidemia global causada por el coronavirus ha venido a hacer de nuestra normalidad algo jamás imaginado o, al menos, algo que se vislumbraba como poco probable, pero eso no ha impedido que dentro de la muy singular vida que ahora muchos llevamos desde nuestros hogares, la vida, muy a su manera y muy en su estilo, siga su curso. Dentro de estas nuevas formas de vivir, hoy más que nunca hemos experimentado muchas formas de convivencia con nuestra familia e incluso con nosotros mismos. Batallamos para encontrar contenido que ver en las plataformas de streaming, pero si uno busca, encuentra. De una manera casi obligada y desganada, pero que puede ser aprovechada, está la oportunidad de ver contenido que puede ayudarnos a reflexionar desde nuestro hábitat. En esta ocasión les vengo a hablar y a proponer intentarlo con la última película protagonizada por Anne Hathaway y Ben Affleck.

El filme del que hoy me interesa hablarles se titula The Last Thing He Wanted, que en su traducción al español se encuentra como: Su último deseo. Esta producción dirigida por Dee Rees,² es una obra cinematográfica basada en la novela del mismo título, escrita por la autora Joan Didion. La producción corre a cargo de Netflix, y fue lanzada al público a inicios de este 2020.

Basada en la obra homónima, la película protagonizada por Anne Hathaway y Ben Affleck –dos de las figuras más famosas de Hollywood– y que, aparte, cuenta con el acompañamiento del primer actor Willem Defoe, cuenta la historia de una reportera del Washington Post que cubre los conflictos guerrilleros de Nicaragua en la década de los ochenta, es decir, en plena Guerra Fría. En la continuidad de los eventos, la reportera  –cuyo nombre es Elena McMahon– se ve orillada por el jefe editorial de su periódico a abandonar el caso que investigaba sobre la posible ayuda financiera del gobierno norteamericano a los grupos contrarrevolucionarios que intentaban derrocar al gobierno sandinista en Nicaragua. Obligada a abandonar la investigación, la reportera es enviada como miembro del equipo de prensa del diario para cubrir las elecciones presidenciales de 1984 en las que el presidente Ronald Reagan se postulaba nuevamente.

Agobiada, frustrada y en conflicto constante con su profesión, se ve envuelta en una pequeña crisis en la que poco a poco vislumbra su pasado y el fracaso de su vida personal por anteponer su carrera profesional: su madre recién fallecida, ella con un divorcio difícil y su hija en un internado lejano, Elena McMahon comienza a cuestionarse sobre si su carrera profesional ha valido el costo de su vida personal.

Por otro lado, su nueva encomienda como miembro del equipo de prensa de la campaña de reelección del presidente Reagan se ha convertido en una oportunidad para acercarse a la cúpula del poder que fue objetivo de su investigación sobre los grupos paramilitares financiados por el gobierno norteamericano en Centroamérica. No pasa mucho tiempo cuando algunos miembros del Departamento de Estado y, en específico, el encargado de la oficina de contacto exterior en América del Sur, Treat Morrison (Ben Affleck) enfocan su atención hacia su trabajo debido al constante cuestionamiento que se estaba haciendo y que toma como misión personal: seguir de cerca el trabajo de la reportera en aras de encubrir y enterrar la investigación que realizaba.

Sin embargo, la problemática vida de Elena McMahon da un giro inesperado cuando su padre Dick McMahon –un hombre solitario, con problemas de memoria y aquejado por la edad–, la orilla por circunstancias extraordinarias a tomar su lugar en un negocio ilegal de tráfico de armas en Centroamérica.

No pasa mucho tiempo cuando Elena, quien se encontraba renuente en un principio, se ve envuelta de manera directa en una transacción que involucra a las oficinas de inteligencia norteamericanas en Centroamérica y a varios funcionarios del gobierno, quienes en un intento por derrocar al gobierno sandinista, financian a diversos grupos regionales para direccionar el conflicto. Sin saber quién financia a quién y en quién se puede confiar, Elena McMahon pronto se convierte en la protagonista de esta historia que viene a echar luz una vez más sobre las tácticas desestabilizadoras del gobierno norteamericano en la región centroamericana.

En un contexto de Guerra Fría, y con un tema que pocas veces es mencionado con tanta claridad,

//la obra de Dees Rees se convierte en una muy buena producción que viene a recordar varios de los acontecimientos más desagradables de la historia reciente y de sus protagonistas.

No es novedad y no debería pasarse por alto que el gobierno estadounidense desde hace ya varias décadas se ha visto envuelto en casos de financiación de terrorismo o de grupos paramilitares con el afán de desestabilizar gobiernos, dar golpes de estado (caso más reciente en Bolivia) e incluso organizar intervenciones militares con pretextos varios. Esta película es un recordatorio de eso y, junto con ello, del fundamental papel que a lo largo de la historia han hechos los miles de reporteros que, arriesgando su vida, han intentado ofrecer al mundo una versión mucho más real y objetiva de lo que sucede fuera de foco.

The Last Thing He Wanted (Su último deseo), se convierte así en una muy productiva y reflexiva forma de agotar el tiempo durante esta realidad que hoy en día vivimos, y desde la cuál aún podemos ejercer un juicio crítico sobre lo que sucede ahí afuera y que se escapa de nuestro alcance.³