El feminismo no es un grupo radical que busca dividir o fomentar el odio hacia los hombres cisgénero. Es un movimiento político y social que busca condiciones de igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres en relación con los hombres, así como condiciones sociales justas para ambos sectores.

En la actualidad, el movimiento feminista vive un momento histórico en México (y en toda Latinoamérica). En lo personal y en lo colectivo habíamos analizado que este 2020 era particularmente el “año de la revolución feminista”, pues comprendimos mucho de lo que nuestras ancestras nos pedían: RESISTENCIA, SORORIDAD, LUCHA y FUERZA.

Además, en materia de la violencia de género y el feminicidio, estamos peor que nunca: México registra 10 mujeres asesinadas al día a nivel nacional. Niñas, adolescentes y adultas están siendo asesinadas cruelmente por el simple hecho de ser mujeres. Pero, a su vez, la visibilización es mayor, el grito de ¡JUSTICIA! crece en cada rincón de las fiscalías, de los palacios de gobierno y de las instituciones gubernamentales.

En 2019, las colectivas feministas, iniciándose por las universitarias (UAM, UNAM, ITESM, Instituto Politécnico Nacional, CCH), se levantaron en acciones por el incremento de los casos de violencia por parte de profesores y administrativos hacia las alumnas y maestras, sin que exista un real acceso a la justicia.

Las marchas y concentraciones elevaron su nivel de acción ante la falta de respuesta de las autoridades, importándoles más un pedazo de piedra que la vida de una mujer. El 17 de agosto de 2019 se efectuó la denominada “Brillantada”, donde lanzaron brillantina rosa al secretario de seguridad ciudadana de la CDMX por la violación de una joven por parte de policías viralizando frases como: “No nos cuidan, nos violan”. De ahí las pintas al Monumento al Ángel de la Independencia y quemas de espacios públicos y transporte. Bastó esto para que las feministas fuéramos tachadas de ‘provocadoras’, ‘violentas’, ‘malditas’, ‘feminazis’ (esto da para otro artículo), ‘locas’, ‘vándalas’, ‘terroristas’, ‘marimachas’, ‘lesbianas’, etc.

Las colectivas denunciaron que la Fiscalía no tardó ni un par de horas para abrir carpetas de investigación por atentados al monumento, pero para las jóvenes desaparecidas, para las víctimas de feminicidio o violencia laboral, tardan hasta años para comenzar una investigación y, cuando la hacen, carece totalmente de perspectiva de género.

Actualmente, México vive una crisis de derechos humanos y de violencia hacia las mujeres. El 99% de los casos permanecen en impunidad. El Uso de los hashtag #justiciapara y #todossomos es ya uso común en nuestro país. Las redes sociales se han convertido en un elemento fundamental para el movimiento. A través de ellas se unen desde el norte hasta el sur, y del oriente al poniente. Prueba de ello fue el llamado al Paro Nacional el 9 de marzo convocado por las compañeras de Brujas del Mar Veracruz, que despertó una gran conciencia, incluso en mujeres que no se consideran feministas.

Es aquí donde retomo el pensar: “Este 2020 es el año de la revolución feminista”. En Aguascalientes decidimos convocar a un “Cacerolazo” el sábado 7 de marzo, sí, un evento nocturno, de sólo mujeres, en plena Plaza Principal, en ese espacio donde diariamente somos acosadas, agredidas y rebajadas.

//Decidimos tomar los espacios públicos para reclamar la noche, esa noche que históricamente nos es arrebatada por el miedo.

Para nuestra sorpresa desde la Comunidad Feminista de Aguascalientes, la respuesta fue increíblemente fuera de lo esperado. Más de 500 mujeres de todas las edades –niñas, adolescentes, jóvenes, adultas y adultas mayores– llegaron a la Exedra poco antes de las 22:00 horas, con ropas en negro, morado y verde, sosteniendo pancartas y cacerolas, haciendo ruido, gritando esa rabia que por años se encontraba contenida. 

Al centro se prendió una hoguera simbólica, y a modo de ejercicio de liberación, las presentes escribieron en un pequeño pedazo de papel el nombre de su agresor, para posteriormente quemarlo en ese fuego que se avivaba conforme pasaba la noche. Las lágrimas se hicieron presentes, de dolor y de rabia, pero también de sanación. En cada nombre expuesto antes de quemarlo, todas gritábamos “No estás sola”, porque estamos juntas, porque nos acompañamos. Esas casi dos horas se convirtieron en uno de los momentos más seguros y sanadores para las más de 500 mujeres presentes y para las miles de mujeres que nos veían en las transmisiones por redes sociales.

Ahí, con ayuda de megáfonos las compañeras expresaron las siguientes palabras que quisiera citar:

Nos han dicho debe darnos miedo, salimos a hacer ruido, a gritar, a manifestarnos porque nos han dicho que calladitas nos vemos más bonitas, pero saben que yo me prefiero viva antes que bonita.

Hoy no estamos todas, nos falta Magui, Yovanna, Angélica, Nohemí, Katy y todas aquellas que no se nombran porque los feminicidios son incómodos a los intereses económicos y políticos del estado y país. Hoy nos faltan las desaparecidas, las ausentes y tal vez nuestros gritos no las revivan, pero sus nombres, su memoria, están con nosotras y esto nos tiene juntas hoy, POR QUE VIVAS SE LAS LLEVARON, VIVAS LAS QUEREMOS.

Pero también nos queremos juntas, nos han dicho que las mujeres somos enemigas, eso al patriarcado le conviene. Tal vez vengan juntas, con sus amigas, compañeras de trabajo, hermanas o pareja, pero observen a la mujer que está a su lado, a la que está frente a ustedes, atrás, abracémonos porque hoy no estamos solas, hoy estamos juntas bajo una misma consigna: NOS QUEREMOS VIVAS.

Como era de esperarse, la noticia de la mañana siguiente fue “Feministas dañan la Plaza”, “Mujeres rayan monumento histórico”, “Vandalizan la Exedra con sus consignas”. El Ayuntamiento de Aguascalientes no tardó ni 4 horas en “limpiar” lo escrito; la alcaldesa “reclamó” nuestras acciones demostrando una vez más su nulo interés real en la grave problemática. El foco no debe estar en las pintas sino en la ausencia de políticas públicas con perspectiva de género; en su inexistente capacitación en las Policías para responder adecuadamente los llamados de emergencia de aquellas mujeres violentadas por sus maridos (principalmente en la zona oriente).

El movimiento feminista crece y se fortalece ante la suma de las madres de las víctimas de feminicidio gritando “Justicia”, hartas de no ser escuchadas en las fiscalías y procuradurías de justicia. Ante un presidente machista y nada preparado que culpa de toda violencia al neoliberalismo y al ataque de la derecha a su administración de la 4T. Ante una sociedad que cuida más una pared, un vidrio, una piedra que la vida de las mujeres.

El feminismo en México no es una moda, es una resistencia histórica ante el sistema patriarcal fortalecido y la injusticia. El feminismo es la lucha por la sororidad, por la justicia, por los derechos y la equidad.

//El feminismo es morado y verde, siempre juntas. Y sí, este 2020, es el año de la revolución feminista.