Durante anteriores números de Aguaardiente hemos procurado solidarizarnos con las causas sociales que están presentes en nuestra realidad y ha sido ésa una de las razones por las que nos sentimos orgullosos y conmovidos cada vez que se conforma una nueva edición de esta revista, y aunque ya han estado presentes en dichas construcciones, la lucha de las mujeres y el movimiento feminista actual merece un episodio aparte, o más.

// El 2020 es el momento para mantener este tema en la palestra. No hay que dejar que se olvide –ante la polémica del año más odiado por sus tragedias–, la injusticia con la que han sido tratadas nuestras hermanas en todos los ámbitos de la vida social y privada;

es importante no dejar que se borre el enfado que se siente levantarse diariamente en un mundo que con toda facilidad se recrudece y contraataca los reclamos de justicia y libertad de las mujeres con comentarios misóginos, machistas y hasta asesinos con una cotidianeidad mórbida tanto en redes como en la vida real.

Pareciera ser que se avanzan tres pasos y se retroceden dos, y el discurso feminista toma fuerza y se esparce con justificada furia, pero también se ve contraatacado con un renovado discurso machista que se refugia en el humor de los memes, los reclamos religiosos, las fake news y los micromachismos que gran parte de nuestra sociedad replica diariamente. Una sociedad que se niega por su acendrada cultura machista –o por un igual de profundo miedo a perder el poder en las relaciones–, a ver una realidad que pesa, que duele, que enoja y que se siente en el aire, sobre todo en un país donde desde 2015 se registra un aumento de 62% en los feminicidios. ²

Como hemos visto en anteriores ediciones, el mundo pasa por un periodo de grandes pugnas y transformaciones. En Latinoamérica la lucha social está más viva que nunca y mientras nuestros viejos caciques se aferran a sus antiguas formas de dominación de la economía, de la tierra y de las personas, las mujeres van en la vanguardia de toda protesta y no se agotan, avanzan sin dar tregua a los detentadores del poder con sus justas demandas, como son la despenalización del aborto, la efectiva aplicación de las leyes que castigan el feminicidio, el combate a la trata de blancas, y un largo etcétera que no debería seguirse exigiendo en pleno siglo XXI, pero si algo nos ha demostrado la historia es que la revolución es continua e inacabada, y que la lucha de las mujeres por sus derechos no comienza ni termina, en cambio, se transforma y resurge en las calles una y otra vez.

Siguiendo este hilo, Itzel Acero nos habla del contexto actual del país y cómo es enfrentado por la lucha feminista, reseña particularmente las acciones organizadas en torno al 8M en México y en Aguascalientes, donde se realizó un cacerolazo el sábado 7 de marzo con la asistencia de más de 500 mujeres. Sandra Valenzuela nos cuenta de la evolución del discurso femenino en los medios de comunicación mexicanos y cómo a lo largo del tiempo ha reclamado su justa posición y una visibilidad en un espacio público como los medios de comunicación.

Francisca Lozano aborda el tema de cómo reconfigurar las relaciones entre hombres y mujeres en torno a una concientización del machismo desde ambas partes sin perdonar ni justificar nuestros errores. Saraí Banda nos señala la cruda verdad sobre el matrimonio arreglado en México, aún presente en algunas comunidades rurales. Rodrigo Acevedo nos lleva al medio musical indagando en la presencia de las mujeres en el gremio pianístico mexicano, y Tania Venegas nos trae una entrevista con la psicóloga Selfa González, exponente de la psicología con enfoque feminista.

En Anforita, Fernando Velázquez nos habla de las cartas sincronológicas y su importancia como herramienta didáctica durante el Porfiriato, y para seguir con el toque histórico, Fabián Huerta nos comparte un fragmento de su investigación sobre el sindicato de ferrocarrileros STRFM. También navegaremos a través de la pluma de Eloy Morales sobre la pugna entre las ideas de lo femenino y lo masculino a lo largo de la conformación de las sociedades patriarcales actuales.

En esta ocasión tenemos una sección de poesía y cuento muy nutrida con los poemas de Stephani Segovia, Leopoldo Laurido y Amaranta Madrigal; y los cuentos de Antonio Hernández y Mary Santos. En cuanto a la sección de Vanguardia, Maricruz Sanzón nos habla de los tianguis de productores como una alternativa a algunos de los problemas de la industria agroalimentaria actual.

Las reseñas en esta ocasión las ponen Halder Castillo que nos habla de Su último deseo, largometraje protagonizado por Anne Hathaway y Ben Affleck, y también en lo tocante al cine, Diego Martínez hace lo propio con The Grey, nombrada en castellano Un día para sobrevivir. En cuanto al teatro, Christian Haro nos trae una reflexión muy pertinente a estos tiempos de pandemia. Por último, pero no menos importante y para cerrar con tema que nos engalana, Daniela Tavares reseña el libro Our women on the ground, un compilado de historias de mujeres árabes que se dedican al periodismo en una tierra que les es hostil ya de entrada por ser mujeres.

Hemos sentido cómo se tocan nuestras fibras más sensibles al trabajar en esta edición y leer todos los contenidos que nuestros autores y autoras con la mejor de las voluntades comparten en este espacio. No podemos más que agradecerles no solamente por seguir formando parte y hacer posible este pequeño proyecto, sino sobre todo por compartirnos esos trozos de realidad que nos tocan el ama y que nos place compartir con nuestros lectores, a manera de aportar un granito de arena a una lucha que es tan viva como dolorosa, que despierta tanto coraje e indignación, como ternura y empatía. Gracias por esto.