La pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 ha marcado de muchas maneras el curso de gran parte del año 2020 con una serie de cambios drásticos en la forma en la que vivimos. Por ejemplo, nos hemos mantenido en una expectativa constante tanto de nuevas actualizaciones por parte de las autoridades en salud sobre las medidas a seguir, como de información científica confiable para tomar decisiones informadas. A continuación, se hace una breve reseña de algunos temas de salud recientes que podrían ser de relevancia e interés en torno a la COVID-19.
Efectividad del cubrebocas y tipos de mascarillas
Debido a que el SARS-CoV-2 es un virus nuevo del que se conoce poco, las recomendaciones en salud que se han generado en el transcurso de la pandemia se han emitido con base en la información con la que se cuenta al momento. Sin embargo, como el virus sólo lleva meses en circulación, todavía hay mucha información desconocida sobre los mejores mecanismos de prevención, diagnóstico y tratamiento. Esto ha provocado que la información circulante y las recomendaciones cambien constantemente conforme se genera más evidencia, lo cual ha llegado a causar polémica. Éste es el caso del uso del cubrebocas, una recomendación de salud que se ha vuelto obligatoria por ser una de las estrategias que ha probado ser más efectiva para combatir la transmisión del virus.
Esta recomendación se origina a partir de la demostración donde se explica que la principal vía de transmisión del virus SARS-CoV-2 es de persona a persona, a través de pequeñas partículas de saliva expedidas al aire cuando exhalamos por la boca, platicamos, estornudamos o tocemos2.
//El objetivo del cubrebocas es que la persona no esparza el virus a través de su saliva, y no el impedir que las partículas conteniendo el virus entren al sistema respiratorio.
Sabemos que una persona puede estar infectada sin saberlo y transmitir la enfermedad, tal vez sin mostrar síntomas y, a falta de una prueba diagnóstica, no se le confirma que está infectada. El cubrebocas de tela que hemos adoptado no es capaz de filtrar el virus SARS-CoV-2 debido a que este microorganismo es demasiado pequeño para ser atrapado por la fibra de tela y, por lo tanto, pasa a través de ella. No obstante, sí es capaz de atrapar las partículas de saliva conteniendo el virus, quedando así éste contenido dentro de la tela del cubrebocas. Adicionalmente, investigaciones recientes han observado que su uso quizá disminuye la severidad de la enfermedad, probablemente porque la cantidad de virus que entra al sistema respiratorio es menor cuando se usa correctamente, aunque ésta es una teoría aún no probada al momento.
La efectividad de cada tipo de cubrebocas para desempeñar su función varía según sus características3; por ejemplo, los cubrebocas N95 son denominados así por su capacidad para filtrar 95% o más de partículas tan pequeñas como 0.3 micrómetros. Estos cubrebocas han escaseado debido a que al inicio del brote se reservaron para uso del personal de salud4, al ser quienes se exponen más a contraer el virus por contacto con una persona infectada; esto explica que su adquisición sea no sólo difícil sino costosa. Una alternativa sencilla y barata son los cubrebocas de tela hechos en casa, siempre que cubran bien la cara y tengan al menos dos capas de tela de algodón, pues han mostrado ser efectivos en el cumplimiento de su función5.
La frenética carrera internacional por una vacuna
La enfermedad causada por el SARS-CoV-2 es una condición para la cual aún no se cuenta con un tratamiento. Las estrategias de prevención como uso de cubrebocas, el distanciamiento social, aislamiento y rastreo de casos, así como el lavado de manos han sido la mejor manera de actuar ante la COVID-19; sin embargo, estas estrategias pueden fallar o no se siguen correctamente por todas las personas. En este escenario, las vacunas son una excelente opción para proteger a la mayor parte de la población de contraer la enfermedad. Por ello se ha buscado desarrollar una que sea segura, eficaz y aplicable en todas las personas.
Las vacunas pueden estar compuestas por pequeños fragmentos de virus o por virus vivos atenuados, es decir, que tienen una capacidad muy reducida para provocar la enfermedad. Una vez que estos elementos de la vacuna entran en contacto con las células de nuestro sistema inmune, éstas los reconocen como ajenos al cuerpo y desencadenan una serie de procesos para destruir a este agente desconocido. La mayoría de las veces esto sucede sin que el virus haga daño, ya que se encuentra incompleto o reducido y no puede causar la enfermedad en condiciones normales. La respuesta que genera nuestro cuerpo se queda guardada en la memoria del sistema inmune y, si el individuo llegara a infectarse por este virus, tal sistema ya tendría todo un arsenal para defenderse. Las vacunas han hecho posible incluso erradicar enfermedades que antes representaban un problema significativo, convirtiéndose así en una de las estrategias de salud más efectivas en la historia de la humanidad6.
Desarrollar una vacuna adecuada es complicado, ya que requiere de mucho tiempo y trabajo altamente especializado para poderse diseñar, probar, aprobar, producir y distribuir en masa. Por ejemplo, el tiempo promedio que tomó producir algunas de las más importantes de la historia ha sido de casi 11 años7. Con las tecnologías actuales, la meta es producir una vacuna contra el SARS-CoV-2 en tan sólo un periodo de 12 a 18 meses. Al momento existen poco más de 200 estudios en proceso para desarrollar una vacuna, usando cinco tipos diferentes de tecnologías divididos en cuatro fases. Más de 170 estudios se encuentran en “Fase pre-clínica”, es decir, se están realizando pruebas en laboratorio y en animales. Diez estudios están en “Fase 1”, en los que se realizan estudios de entre 20 a 80 personas jóvenes y sanas para determinar la dosis adecuada de la vacuna y su eficacia, que es el resultado benéfico que se espera tenga en condiciones ideales. Otros 15 están en “Fase 2”, en donde se estudia la vacuna en no más de mil personas, incluyendo a pacientes con alto riesgo de contraer la enfermedad para determinar si ésta es suficientemente segura. Hay 7 estudios en “Fase 3”, en los que se incluyen miles de personas para confirmar su efectividad, se investigan posibles efectos secundarios y se compara con otros tratamientos que existan. Ninguna ha sido aprobada hasta el momento por organismos internacionales, a pesar de esto, la vacuna rusa Sputnik V ha recibido aprobación por este gobierno sin que exista evidencia de que haya pasado satisfactoriamente la Fase 37.
A partir de la aprobación de una o más vacunas que hayan superado con éxito todos los rigurosos procesos necesarios, quedarán todavía dos problemas en torno a este tema: la duración de la inmunidad, que sigue siendo un dato desconocido y en proceso de investigación; y el tener que aplicarse éstas a la mayoría de la población que es susceptible a la COVID-19. Una vez que la vacuna esté lista para su venta y distribución masiva, esto también será un reto para las autoridades sanitarias por los costos de su compra y aplicación. Además, en los últimos años ha habido movimientos anti-vacunas que podrían mermar los potenciales beneficios de la vacunación.
COVID-19 y trastornos de ansiedad
Otra consecuencia inadvertida de esta pandemia, efecto de las políticas de distanciamiento social, ha sido el alza en la incidencia de trastornos mentales. Múltiples factores se asocian al aumento de este problema en salud: el aislamiento social, la ausencia de estructura laboral o escolar, la disrupción de la rutina, el sedentarismo, el aumento del desempleo y otras preocupaciones financieras, además del aumento de diversas formas de violencia (sea física, emocional, mental o sexual). Una encuesta publicada por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)8 en los Estados Unidos mostró que, a diferencia de los tiempos previos a la pandemia, aproximadamente 2 de cada 5 adultos estadounidenses encuestados dijeron que estaban luchando con problemas de salud mental o el uso de sustancias. Los adultos más jóvenes, las minorías étnico-raciales, los trabajadores esenciales y aquellos con afecciones psiquiátricas preexistentes mostraron ser los más afectados.
A finales de junio en Estados Unidos, 5,412 adultos de 18 años o más completaron encuestas en línea dirigidas a la salud mental, el uso de sustancias y las ideas suicidas durante el período del 24 al 30 de junio de 2020. En general, 40.9% de los encuestados informaron tener al menos una condición de salud mental o conductual adversa; 31% dijo tener síntomas de ansiedad o trastorno depresivo; y 26% indicó síntomas de un trastorno relacionado con traumas y factores de estrés relacionados con la pandemia.
//La prevalencia de los síntomas del trastorno de ansiedad por sí sola fue aproximadamente tres veces mayor que la informada en el segundo trimestre de 2019, señalan los autores del estudio. Además, aproximadamente 13% de los encuestados dijeron que comenzaron a consumir sustancias o un aumento en el uso de sustancias para hacer frente al estrés o las emociones relacionadas con la COVID-19, y casi 11% informó haber considerado seriamente el suicidio en los 30 días anteriores.
El miedo, la preocupación y el estrés son respuestas normales a amenazas reales o percibidas y, en ocasiones, cuando nos enfrentamos a la incertidumbre o lo desconocido. Aunado al temor de contraer el virus en una pandemia como la COVID-19, están los cambios significativos en nuestra vida diaria, ya que nuestros movimientos se restringen en apoyo de los esfuerzos para contener y ralentizar la propagación del virus. Ante las nuevas realidades del trabajo desde casa, el paro temporal, la escolarización en casa de los hijos y la falta de contacto físico con otros familiares, amigos y compañeros, es importante que cuidemos nuestra salud mental, así como física. El Departamento de Salud Mental y Uso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado una serie de mensajes9 que se pueden utilizar para apoyar el bienestar psicosocial en diferentes grupos de personas durante el brote.
Algunos de los mensajes enfocados a la población en general son: no referirse a las personas con la enfermedad como “casos de COVID-19”, minimizar el mirar, leer o escuchar noticias sobre COVID-19 que provoquen ansiedad o angustia, buscar información sólo de fuentes confiables y principalmente con el fin de tomar medidas prácticas para preparar planes y protegerse a uno mismo y a los seres queridos, protegerse y apoyar a los demás, encontrar oportunidades para amplificar historias positivas y esperanzadoras e imágenes positivas.
Sexo seguro en tiempos de pandemia
Una pregunta constante10 de la población en general es si el virus puede ser transmitido por vía sexual como el VIH, el virus del papiloma humano u otras enfermedades de transmisión sexual. Al momento no hay ninguna evidencia de que la COVID-19 se transmita a través del semen o de los fluidos vaginales, pero el virus se ha detectado en el semen de personas que se han recuperado o se están recuperando del virus. Se necesita hacer más investigación para determinar si el virus SARS-CoV-2 puede transmitirse por vía sexual. Lo que sí sabemos es que el virus se transmite por gotas respiratorias expulsadas cuando alguien infectado tose, estornuda o habla. Esto hace que el estar en contacto con la saliva de una persona al besar o durante otras actividades sexuales puede exponer a alguien al virus. Las personas que tienen la COVID-19 también pueden diseminar gotas respiratorias en su piel y pertenencias.
Organizaciones internacionales de beneficencia acerca de salud sexual como Planned Parenthood y Terrence Higgins Trust han publicado consejos sobre sexo seguro para ayudar a evitar la COVID-1911. En una publicación del blog de una de estas organizaciones, el director médico, el Dr. Michael Brady, sugiere:
El sexo es una parte muy importante de la vida y a medida que continúa la pandemia de COVID-19 es necesario encontrar formas de equilibrar nuestra necesidad de sexo e intimidad con los riesgos de su propagación. Dado que existe una preocupación cada vez mayor sobre una “segunda ola” de COVID-19, su mejor pareja sexual durante la pandemia es usted o alguien con quien vive. Habiendo dicho eso, hay formas de hacer que el sexo sea lo más seguro posible.
Algunas recomendaciones son: mantener un número reducido de parejas sexuales, de preferencia la misma pareja sexual y usar preservativo; en caso de no ser la pareja sexual regular, que sea alguien con quien no vives o un encuentro casual sin la seguridad de que esa persona se ha mantenido en aislamiento; no besar, portar cubrebocas durante el acto sexual, favorecer posiciones en donde no haya contacto de rostro con rostro; realizarse una prueba en caso de sospecha de alguna enfermedad aparte de COVID-19; por último, preferir la masturbación, uso de juguetes sexuales y mantener interacción a través de teléfonos o cámaras.
El interés por mantenernos informados con el fin de mejorar nuestra salud se ha convertido en algo fundamental en esta pandemia. Una consecuencia deseable sería que con o sin pandemia persista en nosotros el interés actual por preservar la salud.
Notas
1 Médico Pasante de Servicio Social de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y miembro del equipo de investigación PADeCI – Proyecto de Análisis de Decisiones en Contextos Inciertos del CIDE Región Centro.
Referencias:
2.- Ma, J., Qi, X., Chen, H., Li, X., Zhan, Z., Wang, H., Sun, L., Zhang, L., Guo, J., Morawska, L., Grinshpun, S. A., Biswas, P., Flagan, R. C., & Yao, M. (2020). Exhaled breath is a significant source of SARS-CoV-2 emission. MedRxiv, 2020.05.31.20115154. https://doi.org/10.1101/2020.05.31.20115154.
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4.- In Memoriam: Healthcare Workers Who Have Died of COVID-19 (2020, septiembre). Recuperado de https://www.medscape.com/viewarticle/927976.
5.- Berkowitz, B. Steckelberg, A. (09 abril 2020). Answers to your DIY face mask questions, including what material you should use. The Washington Post. Recuperado de https://www.washingtonpost.com/health/2020/04/07/answers-your-diy-face-mask-questions-including-what-material-you-should-use/?arc404=true.
6.- Cáceres Bermejo, G.G. (2012). Un momento de reflexión acerca de las vacunas. Sanidad Militar, 68(2), 109-114. https://dx.doi.org/10.4321/S1887-85712012000200009.
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10.- Bonos, L. (24 de Agosto del 2020). Yes, some people are still having one-night stands. The Washington Post. Recuperado de: https://www.washingtonpost.com/lifestyle/2020/08/24/hookup-casual-sex-dating-tinder-pandemic-one-night-stand/?utm_campaign=wp_to_your_health&utm_medium=email&utm_source=newsletter&wpisrc=nl_tyh&wpmk=1&pwapi_token=eyJ0eXAiOiJKV1QiLCJhbGciOiJIUzI1NiJ9.eyJjb29raWVuYW1lIjoid3BfY3J0aWQiLCJpc3MiOiJDYXJ0YSIsImNvb2tpZXZhbHVlIjoiNWU4MmYyZGE5YmJjMGYwYTJlNTQ3ZGEyIiwidGFnIjoiNWY0NTcwNzY5ZDJmZGEyYzM2ODBkMjQxIiwidXJsIjoiaHR0cHM6Ly93d3cud2FzaGluZ3RvbnBvc3QuY29tL2xpZmVzdHlsZS8yMDIwLzA4LzI0L2hvb2t1cC1jYXN1YWwtc2V4LWRhdGluZy10aW5kZXItcGFuZGVtaWMtb25lLW5pZ2h0LXN0YW5kLz91dG1fY2FtcGFpZ249d3BfdG9feW91cl9oZWFsdGgmdXRtX21lZGl1bT1lbWFpbCZ1dG1fc291cmNlPW5ld3NsZXR0ZXImd3Bpc3JjPW5sX3R5aCZ3cG1rPTEifQ.taaA099O4SSzd3EGcKoKWEoIK22Er8KROLdQf8E0uUo
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