1984 es, sin duda, la obra más reconocida –quizá sólo detrás de Rebelión en la granja– del autor inglés George Orwell, mismo que cuenta con un ejemplar en las filas de la biblioteca universitaria con ubicación en 823.91079m.

Toda la historia se centra en la ficción de un mundo divido en tres regiones y en la que el protagonista forma parte de una de ellas; la guerra es constante y se continúa con una mentalidad inclinada a la victoria en cada acción realizada por sus habitantes.

“Distopía” es como se le llama a este pensamiento que sugiere una realidad atroz “posible”, y se nota en cada párrafo desarrollado la ficción ofrecida por el autor, en la que, sin duda, con un buen ojo crítico es posible identificar partes verosímiles de nuestra realidad y las que habría que hacer hincapié de cómo sobrellevamos las cosas, es decir, si las efectuamos de una manera correcta o los medios y el poder nos están llevando a un mundo sin fines humanos.

El protagonista de esta obra, crítico de la vida que lleva, se pone a juzgar cada acto exigido por el Partido, organismo que gobierna la región y cuya finalidad es la victoria de una guerra, con ayuda de una figura a seguir de negro bigote y al que llaman El Gran Hermano.

//“Lo mejor de la obra es la ideología que se tiene del mundo en el que vivimos.”

Desde el inicio, la película te presenta un panorama general de la vida que se lleva y el sentido que cada ciudadano tiene en esa sociedad. Éste es un gran recurso del autor que atrapa al lector haciéndolo primero consciente de las “reglas” del juego para después, en el clímax de la obra, presentar la dificultad que se presenta por parte de Winston, el protagonista.

Otro recurso digno del autor y que es necesario tener en cuenta es el contexto que Orwell había tenido presente al escribir esta obra, ya que aborda temas relacionados con la Segunda Guerra Mundial, lo que es muy normal considerando que el libro fue publicado en 1949, por lo que encontrarse con ideas o referencias al socialismo, fascismo o gobiernos totalitarios, es común.

Lo más rescatable de esta obra es la ideología que tiene del mundo en el que vivimos, ya que partiendo del mundo real llega a la concepción de un mundo dominado por un organismo que deshumaniza a las personas para continuar con un poder casi imposible de vencer.

Los conceptos que se tienen del poder y el sentido de vivir son tan profundos que la crítica del libro es esencial para comprender un poco toda la política que a veces los gobiernos manejan para poder llevar al pueblo a flote. Es esencial dentro de lo que pudiera ser una exageración de nuestros sistemas de gobierno, y que puestos bajo una lámpara de crítica nos damos cuenta de la realidad que se presenta. De allí que podemos pensar que tal vez el autor no está tan fuera de lugar como pudiera imaginarse.

Considero que un área mejorable de la obra es la simpleza que tiene el autor al escribir, lo cual, aunque pudiera ser un beneficio para el lector y la sencillez que se puede tener al leer también, se cae en un texto plano que no va más allá de la adrenalina que se pudiera tener con otro tipo de libros de ficción, además de la falta de construcciones gramaticales que resalten o embellezcan el estilo del autor al escribir.

El libro no sólo es una obra con una buena historia, sino que representa y hace un análisis de cómo vivimos y somos manejados por la gente del poder: no sólo hay que dejarnos llevar por el sistema, sino estudiarlo y criticarlo sustancialmente.

“El Gran Hermano todo lo ve y todo lo escucha”. Con esta oración me quedo de la obra, oración que dice más de todo el libro y genera ese miedo que nos hace pensar que siempre estamos vigilados, ese miedo y esa pregunta ¿alguien nos vigilará?