La cuestión no es cómo un ciego hace una foto, sino para qué la quiere
Evgen Bavcar²

Al preguntarle a un grupo de nueve alumnos ciegos si ellos tomaban fotografías o no, la mayoría dijo que sí; al preguntarles para qué, la respuesta tuvo nueve variantes. Era la primera reunión para conocer al grupo con el que trabajaríamos a lo largo de 2018 en el curso Fotografía para ciegos, y sus respuestas fueron tímidas y un tanto titubeantes. Los profesores no habíamos imaginado a un ciego tomando una foto a un termómetro para mandarla a un normo visual y que éste leyera si se trataba de fiebre, ni tomando una foto a un detergente para enviarla y saber si era el adecuado. Del otro lado del dispositivo, el otro pide que se le tome la foto a la otra etiqueta porque la fotografiada no dice nada.

La mayoría de los alumnos había utilizado su celular para tomar algunas fotos en distintas ocasiones, incómodos por la duda de no saber si estaba bien tomada, incómodos por ser criticados al ver a un ciego tomando una foto, pero con objetivos claros: a ellos, aún sin saber nada de fotografía, les interesaba congelar un momento para después, a la luz de la descripción de alguien que viera la foto, recordar el lugar y momento retratados. Algunos de ellos, entre risas (ingrediente que aportaron a bonches en cada sesión) aceptaron que la vanidad es un poderoso motivante para tomarse fotos y varios de ellos, como buenos padres, no podían resistirse a cumplir el importante deber de incomodar a los hijos tomándoles fotos en todo momento.

¿Para qué tomaría fotos un ciego? Para lo mismo que cualquier otro fotógrafo: para compartir con otros su percepción del mundo; para dar a conocer algún mensaje, para mostrar a otros aquello que les importa, lo que les causa ternura, pasión o coraje. Algunos de los alumnos al final del curso retrataron en su serie escenas de su vida diaria, cocinando, leyendo, cuidando a sus hijos, yendo al bar o al motel; algunas fotos a manera de denuncia social y otras enmarcando placeres diarios como presenciar un atardecer o disfrutar el aroma del campo. En este proceso artístico se cumple, sin duda, uno de los fines más completos del arte cuando culmina al ser recibido por un espectador. Para el “cómo la toma”, no hay una sola respuesta, hay tantas como se vayan necesitando.

En febrero de 2015 surge el colectivo Colegio de Arte y Cultura que busca por medio de experimentos artísticos y culturales, fomentar la actividad creativa. Apostamos a revertir el mito de que sólo algunos pueden crear, impulsamos a que cualquiera que tenga el interés encuentre la forma de experimentar la necesaria experiencia de producir obra. En estos años, más de 20 profesores y artistas de distintas disciplinas han usado al colectivo como incubadora para producir cursos, talleres, muestras, mesas redondas y algunas otras actividades que incitan a crear y disfrutar del arte. La fotografía, como disciplina artística, era en Aguascalientes, hasta hace unos meses, un lenguaje censurado para los ciegos. Pero gracias a la confianza de algunos de estos últimos, esto ha dejado de ser así.

En 2017 llevamos a cabo el primer curso piloto de Fotografía para ciegos y débiles visuales en Aguascalientes. En 2018, becados por PACMyC, convocamos al primer curso Fotografía para ciegos donde nueve alumnos,³ cuatro profesores⁴ y un gran grupo de familiares nos congregamos a platicar de fotografía, de sus inicios y de cómo funciona; ideamos algunas estrategias y materiales didácticos para poder abarcar en clase los temas básicos que cualquier alumno de fotografía domina. Por medio del oído y del tacto adquirieron algunas herramientas, conocieron distintos elementos de composición, tipos de ángulos, profundidad, géneros fotográficos y muchos otros elementos que ayudan al fotógrafo a planear y concretar proyectos personales con fines propios a sus intereses.

// Nuestra intención no es asombrar a la gente al ver las fotografías hechas por ciegos, es todo lo contrario: es invitar a considerar de manera natural que los lenguajes artísticos no le pertenecen sólo a un grupo cerrado.

Para cada fotografía tomada inventamos métodos, resolvimos problemas logísticos, adaptamos cámaras y tripiés para responder a los propósitos del autor. Cada uno de ellos apretó el disparador sabiendo a conciencia lo que había del otro lado de la cámara, porque ellos mismos lo planearon y lo ejecutaron. Nosotros, los profesores, fuimos los mensajeros de la información que algún día también nos fue entregada, y fuimos los tramoyistas deteniendo los reflectores, haciéndoles saber cuánto abre el lente de la cámara que tenían en su mano y, acaso, describiéndoles las fotos tomadas para asegurarnos que lo que ahí se veía fuera lo que tenían en mente.

El proceso fue sencillo: algunos meses de teoría y pláticas, y luego conocer al tacto algunas cámaras, sus partes y funcionamiento. Después de aprender de otros fotógrafos ciegos⁵ y normo visuales, los alumnos empezaron a plantear sus proyectos teniendo como exigencia que los temas fueran estrictamente relacionados a sus gustos o intereses personales. Ocho de los nueve alumnos terminaron el curso y realizaron una serie fotográfica de manera personal. Las ocho series se expusieron por primera vez en la galería RÜIDO Proyectos en el mes de octubre de este año y el 1º de diciembre se expondrán por segunda vez en Aguascalientes gracias al apoyo de Casa Puri. En 2019 recorrerán las casas de la cultura del estado y estamos buscando apoyo para poder imprimir un catálogo del proceso y los resultados.

El resultado no sólo es un bulto de fotos, es la evidencia de un grupo de personas aprendiendo a hacer algo que no sabían, pues tanto alumnos como profesores aprendimos a adaptar los recursos para lograr los fines que tenemos en mente. Los alumnos han comentado en repetidas ocasiones que lograr incursionar en una área que tenían bloqueada les ha hecho preguntarse qué otras áreas están esperando ser descubiertas por ellos. La consecuencia de este experimento en el ámbito cultural es además grata, pues es una muestra más de lo incluyente que puede llegar a ser el placer estético, el placer de crear, el arte, los lenguajes, la cultura, los espacios y las personas.