Desde tiempos inmemorables la mujer ha sido tratada como un ser inferior y ha sido discriminada por el hecho de ser mujer. Un ejemplo de esto es la cultura griega, que es conocida como la cultura reina de la filosofía y que generó grandes descubrimientos para el tiempo en el que se desarrolló. Los hombres de la cultura griega consideraban a la mujer como un hombre enfermo o discapacitado, pues suponían que ésta no se había terminado de desarrollar. Otro ejemplo son las culturas mesoamericanas ya que en éstas las mujeres no eran acreedoras de derechos, pero sí de las deudas y obligaciones de su marido. Como último ejemplo pondré a la Roma antigua donde las mujeres no eran consideradas ciudadanas y, por lo tanto, no poseían ningún derecho. No fue sino hasta el siglo XX cuando en la mayor parte del mundo se reconoció a la mujer como ciudadana de sus respectivos países. En México, específicamente, fue con el presidente Adolfo Ruíz Cortines cuando se concedió el voto a la mujer el 17 de octubre de 1953 siendo este decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, pero fue hasta el 3 de julio del 1955 cuando la mujer mexicana emitió su voto por primera vez.

En la actualidad se le han otorgado una infinidad de derechos a la mujer con el objetivo de protegerla, y se da por hecho que éstos son lo suficientemente viables y sólidos para cumplir su objetivo. Sin embargo, en la realidad –misma que la mayoría del tiempo preferimos ignorar–, es que si bien dichas leyes funcionan y nos posibilitan a las mujeres el desarrollo extenso de nuestra persona,

// el verdadero problema en este momento y al que tenemos que hacer frente, es a la sociedad. Ésta afirma y da por hecho que una mujer debe limitar su libertad personal para estar segura, para que no la secuestren, para que no abusen de ella ni atenten contra su vida.

La “conseja social” alerta que si una mujer va a un bar o a un antro con sus amigos a distraerse es que está “pidiendo a gritos” que abusen sexualmente de ella o la asesinen. Esta forma de pensar representa un problema de la educación que se da a hoy en día a hombres y mujeres. De tal manera, la culpa de estos sucesos y los comentarios de odio los recibimos y los cargamos todas las mujeres de una manera absolutamente injusta. Este tipo de situaciones no se nos olvidan. En realidad, tienen mucha importancia y por tal razón en este momento nos encontramos en un punto en el que las mujeres estamos luchando por lo que debemos tener.

El sábado 23 de septiembre de 2017 se llevó a cabo una marcha en el centro de la ciudad de Aguascalientes llamada “Reclamar la Noche Aguascalientes 2017”. La idea de convocar a esta marcha surgió de un grupo de lectura colectiva feminista llamado “Erinias”. Dicha marcha se realiza de manera internacional teniendo su origen en Pensilvania, Estados Unidos, bajo el nombre de “Reclaim the Night”. Nació del descontento por el feminicidio de la microbióloga Susan Alexander Speeth, quien fue apuñalada hasta la muerte cuando iba camino a su casa. Esta marcha tuvo como objetivo principal la reivindicación del espacio público y la libre movilidad de la mujer en la calle.

La marcha “Reclamar la Noche Aguascalientes 2017” inició en la glorieta del Quijote y terminó en “El Encierro”. En el evento, cada mujer tomó una antorcha o una linterna en sus manos como símbolo y fin de la iluminación de las calles por y para las mujeres con el fin de reclamar espacios seguros para las mismas.