Es sabido que los sueños son una manifestación de nuestro subconsciente y que se desarrollan a partir de la fase de sueño profundo. Sin embargo, hay maneras de desvanecer esa barrera que obliga biológicamente al individuo a llegar al mundo de lo subconsciente a través del sueño. Ello sucede precisamente mediante la privación prolongada del mismo; es a partir de aquí que se abren las puertas de la percepción durante el estado de vigila y el individuo queda a merced de lo que encuentre más allá de este portal. Ésta es la premisa a la cual llegan algunos experimentos llevados a cabo en la década de los sesenta y que la afamada directora de teatro vanguardista Alma Böhm (Belén Rueda) quiere experimentar en su obra.

No Dormirás nos sitúa en 1984 cuando un grupo de actores dirigidos por Alma se internan en una clínica de salud mental abandonada después de que un gran siniestro provocado por la crisis de una paciente desemboca en su ruina.

Dora, la paciente en cuestión, llevó un diario personal donde a detalle plasmaba la transformación que la llevó a la fatídica noche. Este diario es ahora la obra maestra de Alma, quien durante dos décadas ha venido experimentando con la privación del sueño por días enteros para llevar a sus actores a un estadio de percepción nunca antes alcanzado, casi rozando la locura, mediante el cual se logra una conexión con algo que se encuentra más allá del subconsciente.

Bianca –Eva de Dominici– es una joven actriz que busca afianzar su carrera en la propuesta teatral local; es por ello que la oferta de Alma para competir por el protagónico de su obra no podía entusiasmarla más. Sin saber las consecuencias del proceso de privación del sueño, se une al equipo de Alma, conformado por Fonzo, su hijo, y Sara –otra actriz en la obra inconclusa de la enigmática Dora–, y Cecilia, amiga de Bianca y su competencia para el papel principal. Conforme avance el proceso, Bianca descubrirá que abrir las puertas de la percepción conlleva una carga más que pesada.

Hasta allí lo que podemos plantear acerca de este largometraje dirigido por Gustavo Hernández, con una producción conjunta de España, Uruguay y Argentina. Una de las virtudes de la película es que a pesar de que el género de suspenso psicológico puede llegar a ser demasiado lento, o demasiado obvio, ésta se desarrolla muy fluidamente sin que los momentos de más terror o susto, lleguen cuando se esperan. Además, es una trama sencilla, pero no tratada de manera estereotípica que nos lleva a hilar pistas y detalles justo al parejo de Bianca, lo que siempre se agradece.

Personalmente destacaría la actuación de Belén Rueda en el papel de Alma, la ambiciosa directora vanguardista sin muchos escrúpulos, que está dispuesta a llevar a sus actores al límite de la demencia con tal de obtener la actuación más pura y sublime, personaje que puede despertar fácilmente animadversiones, pero que al término de la cinta se puede llegar a comprender. La actuación de Eva de Dominici como Bianca también es buena, aunque personalmente el personaje de Sara, por Eugenia Tobal, me pareció más logrado, aunque con raquíticas apariciones. En general, ésta es una de esas películas que no necesitan de un gran reparto para ser buenas.

Otra cosa que podemos aplaudir es la fotografía en manos de Guillermo Nieto, la cual saca mucho provecho de los lugares transmitiéndonos en todo momento una atmósfera descampada, nubosa, gris y marrón, cuando menos: lúgubre, triste y de un denso abandono en las escenas más tensas.

// Ésta es una película que más que obscuridad y miedo se ha enfocado en transmitir frío y abandono, un abandono que se termina poniendo en duda, junto con su protagonista Bianca.

Los aspectos negativos o mal logrados a mi parecer se apelmazan al final, pues para entonces se debió haber aprendido a hilar bien las pistas de la trama, porque el final no resulta tan sencillo. Incluso puede prestarse a múltiples interpretaciones en un sentido en que no termina de gustar, pero su pecado más grande es que tiende a ser algo rebuscado. En general, la película es buena, no espectacular, pero puede brindar un respiro en un género que, si bien es de mis favoritos, no suele brindarnos muchas novedades.