POESÍA
Cosas inexplicables / No me pidas la eternidad
Azgad Martínez
Cosas inexplicables
Ni tu versión ni la mía
expresan del todo
lo que sucedió entre nosotros;
ni la razón es la vía
para explicar el frenesí inevitable
que nos atañe y se atiza
al encontrarnos juntos… aunque sea a distancia.
No me pidas la eternidad
No me pidas prometer la eternidad
pues no quiero mentirte para complacerte,
ya que en el fondo de mi pensar
no creo en ella y confieso temerle,
no es cobardía,
no es ingratitud,
no es que sea un huraño o un amargado,
tampoco es pesimismo e insensatez,
es sólo que hay promesas
que prefiero no hacer
pues van más allá de la voluntad,
de lo plausible y lo creíble,
un pacto cimentado
en sortilegios de palabras
y bellas intenciones
imposibles de cumplir.
Por tanto, para mí
la eternidad es un absurdo,
y aunque al mismo tiempo
el amor manifieste la misma naturaleza,
admito en su defensa
que es el sinrazón más bello
y angustiante necesario,
que impulsa a existir
encaminado a una locura
imprescindible para vivir,
sin embargo, no por ello
lo creo inagotable,
pues se afirma eterno hasta que acaba
preso por la rutina y la ambivalencia
inevitable que factura el paso del tiempo;
pero por favor, no tomes lo dicho
como señal de mal augurio,
es sólo que no quiero prometer eternidad
por ser un canon del romanticismo,
no quiero prometer eternidad
porque no existe garantía,
no quiero prometer eternidad
porque al asegurarla se pierde validez
pues algo que se cree seguro no se valora,
no busco algo inconcluso
aunque la seguridad sea cómoda,
no busco la perpetuidad que tanto anhelas,
no busco promesas inconclusas,
mejor propongo una solemne invitación
a echar a andar lo desconocido,
a ser tú y yo sin intención de uno,
a ser los dos para disfrutarlo juntos
donde el amor establezca el preludio
que narre una nueva historia.
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