//La película te va a poner en crisis sobre lo que sabes de los demás

Cuando me enteré que la película estaría en los cines de la ciudad, hace ya casi un año, la noticia me dejó a la vez agradecida e intrigada. No sé desde cuándo las películas de Fincher se estrenan a la par en México que en todo el mundo, pero eso me quita mucho peso de encima para el futuro. También me recuerda cómo hace ya cinco años falté a ver “The Social Network” en el cine, pensando que aunque fuera una película de Fincher, sería una película “sobre” Facebook. Se repitió en uno de esos espejismos de la vida, mi experiencia con “The Social Network”, pero con un final mucho más afortunado. Pude ir a ver la película al cine, sin mayores contratiempos y media dulcería que prácticamente no toqué durante la proyección.

Antes de siquiera haber visto el filme, mis expectativas ya eran bastante altas, con una publicación perdida en la red diciendo que la película estaba a la altura de las más ridículas aspiraciones, y un vívido sueño mío que trataba de adivinar la trama nada predecible de la obra. Nada, ni siquiera este tipo de “señales” me pudo haber advertido sobre la calidad de la película. Ni siquiera el hecho de que el director resulta ser algo así como mi razón de interesarme más seriamente en el cine. Ni siquiera el hecho de que disto bastante del grupo de fans de Ben Affleck y todo lo que le rodee (lo que creí arruinaría bastante).

No creo que sea bueno que entre demasiado en la trama, pero diré que en principio entiendo por fin por qué se eligió a Ben Affleck en el papel protagónico; ese hombre, si puede hacer un papel, es el de un hombre perdido, fácil de hacer tonto. Rosamund Pike, por su lado, me sorprendió muchísimo, a pesar de que ya me gustaba en algunos papeles que me hicieron quitarla como la imagen de Jane Bennet en Orgullo y prejuicio. Su nominación al Oscar este año no fue sorpresa alguna. La película, sin embargo, supe que nunca podría haber ganado el principal galardón (aunque admito esperaba al menos una nominación a Mejor Película, cosa que no sucedió). Creo que la más alta oportunidad de Fincher de ganar este premio ha sido con “The curious case of Benjamin Button”, que difícilmente se podría decir es enteramente una feel good movie de esas que les gusta galardonar a menos de que entre alguna cuestión bélica o histórica (americana en su mayoría) en la contienda.

No, esta película dista muchísimo de una feel good movie;bien podría ser resumida en aquello que leí dijo Fincher en la promoción al filme: la película te va a poner en crisis sobre lo que sabes de los demás. Con mucha risa escuché a mi acompañante en la sala de cine preguntarse mientras salíamos si en verdad conocía a la chica con la que salía en el momento. Y con la advertencia de que podría estar viendo demasiado entre líneas, o las parejas que salieron de la sala con nosotros, salieron menos melosas de lo que entraron. Yo, en general, me sentí experimentando probablemente por todos los personajes la mayor cantidad de empatía y desprecio. Eso es un buen guión.

La predilección que Fincher tiene por los antihéroes nunca dejará de fascinarme, pues hace un punto de peso al demostrar que al menos estos son más interesantes que los héroes tradicionales con más de una dimensión. Tal vez es una afición mía, y es por eso también que prefiero a Batman sobre Superman y a Tyler Durden sobre Forrest Gump, pero finalmente nos encontramos con que en esta trama todo se reduce a personajes con defectos, que sin llegar al extremo ahí presentado, en efecto pueden terminar definiendo un matrimonio. La frase clave de la película es “honey, that’s marriage”, y es cuando podemos ver que sin el efecto thriller, la frase tiene más sentido del que nos gustaría atribuirle.  

Toda la cinematografía está orientada a que veamos esa dimensionalidad si es que somos lo suficiente obsesivos como para no perder detalle de la meticulosidad de Fincher. Como dije antes, no quiero entrar demasiado en la trama. Primero, porque es sorpresiva, extravagante y emocionante. Quisiera que esto pueda ser leído sin que contenga explícitamente spoilers, de forma que pueda verse por completo en el momento. Si algo he de revelar, sin embargo, es que a lo largo de la película si sentí una verdadera lástima por un personaje, fue por el papel de la investigadora, quien es finalmente la persona más manipulada; era un reflejo de la audiencia, con la que Fincher disfruta tanto jugar.

Nuevamente, la banda sonora de los previamente Nine Inch Nails, tiene un papel fundamental. Un sutil y muy envolvente ambiente que contribuye a tenerte totalmente al borde del asiento. El amarillo, claro, sigue siendo particularmente usado, y las frase de entrada y salida de la película terminan por revelarnos ese punto clave de la historia; mientras la entrada nos parece la de una narrativa más sobre una pareja más, la última escena, con la mirada profunda de uno de los personajes principales –cuya ejecución podría consagrarla por siempre en la pantalla, en mi opinión–, nos llena de un terror y una incertidumbre no sólo sobre lo que acabamos de ver, sino de en lo que podríamos inocentemente involucrarnos.