Siempre que pensamos en dramaturgia nos imaginamos a una obra de teatro o a un escritor que es quien entrega el texto para su representación. Bueno, eso es verdad, pero dentro del teatro no existe sólo la dramaturgia escrita, sino que cada uno de los que integran un proceso creativo teatral tienen su dramaturgia: el director, el actor, el escenógrafo, el músico, etc.

En este momento de la historia ya no se puede permitir que los dramaturgos carguen con todo el peso de la obra. Los textos dramáticos son un mapa que nos hace descubrir cosas importantes del ser humano. No olvidemos que el principal objetivo del  teatro es hablar de él. En estos tiempos tampoco se puede dejar toda la responsabilidad al director; sí es el que guía al equipo de trabajo, pero tampoco es el “todo poderoso”.

En estos tiempos de tantos cambios y de tanta sordera mundial es importante escucharse. Por lo mismo, es importante que cada integrante de un montaje escénico tenga su propia dramaturgia para así todos cooperar para la creación del espectáculo y la satisfacción del espectador. Esos años en que el director era un dictador tienen que quedarse atrás, ya que entre más seres creativos existan proponiendo al trabajo, mejores resultados se obtendrán.

El director pone una idea o un texto que, a su vez, los demás involucrados aceptan o no, pero esto es sólo una propuesta porque las propuestas se pueden ir modificando en el camino. El principal instrumento de trabajo del director son los actores y ellos, como seres creativos, tienen la obligación de exponer sus ideas para abonar al trabajo. Por lo mismo, muchos de los trabajos escénicos en nuestra actualidad carecen de sentido ya que el director ve la escena desde afuera, pero el actor la ve desde adentro, y es importante que se escuchen estos mismos para la consolidación de un buen resultado.

Los procesos teatrales siempre están llenos de miles de problemas, desde la falta de dinero hasta la falta de compromiso de algunos de los participantes del mismo, pero el objetivo siempre tiende a ser una cosa: la obra de teatro. Es por esto que todos los participantes están obligados a prestar atención al otro, y es que no se nos olvide que todo partió de una simple idea propuesta por el dramaturgo o el director.

Si sistematizamos el proceso teatral, pensaríamos de la siguiente manera: el dramaturgo escribe, el director dirige y los demás obedecen. Pero esta idea ya es completamente obsoleta, la mayoría de las veces los actores tienen la razón y es que imaginemos que ellos, para crear un personaje, tienen toda la cabeza llena de imaginación, lo que los hace ser un personaje a partir de su interpretación. Por lo tanto, ellos tienen una concepción de la escena y el director otra, de allí que se tiene que llegar a un diálogo para la comprensión y la mejora del trabajo en el que todos están adentrados. Es por ello que en estos tiempos el director tiene que abandonar o modificar esa dramaturgia y dejar entrar las propuestas de sus co-creadores para que el trabajo funcione correctamente. Asimismo, los demás involucrados en el proceso tendrán que entenderse entre sí y sumar a la idea que se tuvo de principio.

// Tampoco olvidemos que el teatro es un lugar de comunión y, por lo tanto, no tendría que ser vertical.

 Es muy sencillo distinguir los trabajos llenos de verticalidad ya que carecen de empatía con el espectador. Eso sucede porque sólo se vio y no se vivió, como lo hace el actor.

Es importante mencionar que es muy necesaria la participación de toda una brigada creativa para este negocio. De todo el equipo, por lo regular sólo se ven los actores, y una que otra vez el director (sólo cuando la cosa sale mal). Y ni hablemos de fijarnos en el escenógrafo, iluminador, técnico, productor, pero todos ellos y su imaginación juegan una parte necesaria para que la ficción aparezca, ya que todos contribuyeron con su propia dramaturgia que apoyó a la principal, que fue la del director. También agradezcamos que muchas de las veces no se ve el trabajo de algunos participantes porque esto quiere decir que está bien hecho.

No olvidemos que todas las puestas en escena están hechas para un público que está poniendo minutos de su vida en la butaca para ver lo que se le quiere contar. Por lo mismo, el abono de ideas a un proceso es fundamental para que el espectador salga contento o transformado de la sala, porque las ideas que se abonen en el proceso de creación serán útiles para un buen resultado, la creación de nuevos públicos.

En Aguascalientes cada vez existen nuevas y mejores propuestas, por lo cual los invito, como siempre, a revisar la cartelera que existe en el estado para poder disfrutar de este arte.