Referirse a una actividad económica, una agroindustria en particular como lo es la vitivinicultura, necesariamente trae a consideración el conjunto de las variadas formas de interrelación sociedad-entorno natural, especialmente en lo que se refiere a la modificación, organización y apropiación del espacio. Más aún, si a estas acciones las vemos como procesos, estaremos haciendo converger al tiempo, es decir, a la temporalidad. Es decir, tiempo y espacio pueden combinarse en la búsqueda de explicaciones de acciones sociales, búsqueda en la que podemos hacer intervenir otro elemento que ayude a la explicación: la escala, esto es, ir más allá de lo local. Planteado de esta forma, el estudio cae dentro del área de interés de la geografía histórica.
Es por ello que, iniciando con la observación del hecho de que en la ciudad de Aguascalientes y sus alrededores se encuentran restos materiales de antiguas fábricas de vinos y brandis, y siguiendo con la constatación mediante diversas fuentes de que amplias áreas en las que anteriormente se encontraban viñedos ahora están ocupadas por fraccionamientos habitacionales, comercios o industrias ya sea automotrices o de otra índole, nace la motivación, no sólo por saber cómo la sociedad ordenó u organizó ese espacio geográfico, sino también se abre la interrogante acerca de la etapa histórica en la que fue realizado dicho ordenamiento.
Dado que un estudio, un análisis, desde la perspectiva de la geografía histórica como ciencia no se limita a la descripción, es menester profundizar hacia la búsqueda de causas. Esto nos lleva a interrogantes que usualmente inician con: cómo, quiénes, por qué.
//De tal forma que al advertir en el presente un espacio con edificaciones recientes, es notoria la combinación con restos materiales que, como mudos testigos del pasado, con su sola presencia indican un momento de la historia de Aguascalientes en que el espacio geográfico creado por la sociedad fue utilizado de forma distinta.
Es decir, un mismo espacio físico, pero organizado y utilizado de manera diferente, en tiempos diferentes, que sin embargo conserva un vínculo pasado-presente, en el entendido de que el presente es una consecución del pasado.
Irremisiblemente, la búsqueda de los quiénes, los cómo y los por qué nos lleva a la reflexión sobre los vínculos, sobre las relaciones entre diferentes ámbitos, entre ellos: económico, político y social, amén de los espacios físico-temporal ya mencionados. Es entonces donde interviene la escala, referida en líneas anteriores. La escala que nos remite a vislumbrar el entorno nacional. Es decir, qué de lo que acontecía a mediados del siglo XX en México determinó, condicionó o propició el contundente cambio de la vitivinicultura en Aguascalientes, hasta el punto de que como agroindustria se apropiase de un espacio físico con todo lo que en él le pudiese ser útil para su desarrollo y permanencia.
Ahora bien, la geografía histórica retoma en su quehacer elementos fundamentales de las ciencias que le dan origen. Por lo tanto, debido a que la intención es explicar a través de hacer converger diversos elementos, es de la geografía –caracterizada precisamente por relacionar y sintetizar para dar respuestas a incógnitas planteadas– de donde se basa para dicho fin. Ahondando un poco en la naturaleza de esta área del conocimiento, es de resaltar que su peculiaridad intrínseca está en su amplitud de intereses en los que entran tanto los hechos y fenómenos de índole natural del sistema tierra, incluyendo los relacionados con su condición de cuerpo celeste, como los que tienen que ver con la participación del ser humano.
Dicha peculiaridad la convierte en una ciencia difícil de circunscribir, sin embargo, con el fin de coadyuvar al entendimiento de cómo la geografía puede contribuir al análisis de actividades como la vitivinicultura, se incluye una definición clásica de dicha ciencia: “La geografía es una ciencia de la tierra que tiene como objeto principal el estudio de los paisajes naturales y culturales, paisajes que son el resultado de las acciones, reacciones y correlaciones del suelo, el clima y los seres vivos” (Cortez, 1997: 9). A lo dicho por Cortez, Jan O. M. Broek agrega que lo que le da un carácter especial a la geografía es su interés por la “ubicación”.
Ubicación, aspecto básico para la interrelación, no sólo de los elementos y factores que den por resultado un estado de cosas, sino como condicionante que nos mueva hacia el plano de las comparaciones, en el entendido de la observación de semejanzas y diferencias, de las que no escapa la distribución, deriva en la visión de un conjunto integrado por las personas y su lugar de habitación, en donde además son tomadas en cuenta las relaciones con otros lugares. En pocas palabras, Broek define a la geografía de la forma siguiente: “El conocimiento ordenado de la Tierra como el mundo del hombre” (Broek, 1967: 5).
De las anteriores consideraciones surge la reflexión sobre el interés de la geografía tanto en el medio natural, como en el humano, y es que ¿cómo podrían estudiarse las mencionadas interrelaciones si no se conociesen los elementos que actúan recíprocamente? Es entonces digno de tomar en cuenta que ambas áreas de estudio de la geografía con sus diferentes especialidades, brindan elementos que apoyan al estudio que se plantea.
En el caso específico de la actividad vitivinícola en Aguascalientes, motivo del presente artículo, la geografía física nos aporta elementos como: ubicación (coordenadas geográficas), con lo que ya de entrada podemos tener una idea de la zona climática a la que corresponde, amén de los considerandos acerca de las particularidades de la región que ocupa. Dicho de otro modo, partiendo del hecho de que las coordenadas geográficas extremas del estado de Aguascalientes son 21° 38´ y 22° 27´ latitud norte, esto es, muy cercanas al Trópico de Cáncer, mismo que se ubica a los 23° 27´, del mismo hemisferio norte, sabemos que la predominancia la tienen los climas secos.
Esta aparentemente sencilla consideración nos conduce a entender la presencia de características tales como el régimen de lluvias, y con ello, la hidrografía formada en su mayor parte por corrientes superficiales temporales. Pero, como ocurre en otras zonas secas del planeta, las corrientes subterráneas equilibran la disponibilidad de agua si pensamos en ecosistemas naturales, donde la vegetación y la fauna se encuentran completamente adaptadas. Ahora bien, si en este panorama natural introducimos la actividad humana, específicamente en el caso que nos ocupa, podemos establecer las relaciones siguientes:
Baste pues este esquemático ejemplo para dar a entender cómo la actividad humana en su interactuar con la naturaleza identifica ciertos elementos de la misma, otorgándoles la calidad de “recursos naturales”, lo que lleva implícita una utilidad, un uso, para determinados fines y, por lo tanto, una modificación del entorno natural y con ello una creación humana, esto es, la creación de un espacio geográfico.
//El cultivo de la vid para aprovechamiento de su fruto en la producción de bebidas fermentadas o destiladas creó un espacio geográfico tanto en tierras hasta entonces incultas, como en las que ya habían conocido el uso del arado, al igual que en donde las vinícolas empezaron a proliferar.
Al involucrar acciones realizadas en el pasado, estamos apoyándonos en la historia, la otra parte fundamental de la geografía histórica. De la ciencia histórica podemos decir que tiempo y memoria son parte de ella y que dichos términos que van íntimamente vinculados han sido utilizados con distintos fines por múltiples sociedades en diversos espacios. En una definición, por demás concreta, pero que deja abierta a la imaginación un sinfín de posibilidades de estudio, Marc Bloch nos dice que “la historia es la ciencia de los hombres en el tiempo” (Bloch, 2003: 54-55). Entonces, trayendo a colación las interrogantes antes mencionadas: cómo, quiénes, por qué, e instalándolas en una doble dimensión espacio-temporal, tendremos además el cuándo y dónde, completando el conjunto fundamental en la búsqueda de explicaciones desde la perspectiva de la geografía histórica.
Así pues, en este orden de ideas ubicamos a la actividad vitivinícola en Aguascalientes a mediados del siglo XX, momento en el que alcanzó un singular esplendor. Una somera explicación de dicho esplendor, dado el espacio concedido para el presente artículo, puede quedar de la siguiente manera: ante la imposibilidad de obtener ciertos productos de importación a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno federal implementó el Programa de Sustitución de Importaciones, mismo que impulsó a su vez otros programas como el de la Autosuficiencia Alimentaria.
Estas circunstancias fueron propicias para que algunos políticos-empresarios, surgidos de la Revolución Mexicana, aprovecharan su posición privilegiada para urdir redes de poder que en la práctica fueron aplicadas a la realización de diversas actividades económicas, es decir, a llevar a cabo prósperos negocios. Este fue el caso de Nazario Ortiz Garza, quien desempeñó diversos cargos públicos tanto a nivel estatal en su natal Coahuila, estado del que fue gobernador, como a nivel federal cumpliendo el encargo de titular de la Secretaría de Agricultura dado por Miguel Alemán en su carácter de presidente de la República, entre otros.
Como empresario, el interés principal de Ortiz Garza estuvo en la vitivinicultura, actividad que alentó en buena parte del país. En Aguascalientes impulsó una vitivinicultura intensiva combinando varios factores, entre ellos destacan: las ventajas que le proporcionaban los programas ya mencionados; su propia posición y capacidad de inversión; una actividad en ciernes que realizaban algunos productores. De allí que se inició un proceso mediante el cual más y más tierras fueron dedicadas a la instalación de viñedos y de vinícolas.
// Recursos desprendidos del medio natural, expuesto en líneas anteriores, puestos en acción en conjunto con otro tipo de recursos tales como: financiamiento desde diferentes instancias de gobierno, mano de obra, tecnología y ciencia, por sólo destacar algunos entre los más importantes, dieron como resultado una agroindustria que ayudó a reactivar la economía del estado y cuyo escaparate fue la Feria de la Uva.
A modo de conclusión, la perspectiva de la geografía histórica nos ofrece una alternativa en la actividad investigativa en la que la interdisciplinariedad es una de sus mayores ventajas, y en la que sólo la propia imaginación del investigador puede poner límites.
1 Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Correo: nenufar2008@hotmail.com.
2 Catalogado como el más importante del estado por su caudal y permanencia a lo largo del año.
Broek, Jan O. M., Geografía. Su ámbito y su trascendencia, Manuales UTEHA N° 350, Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana, México, 1967.
Bloch, Marc, Apología para la historia o el oficio de historiador, Fondo de Cultura Económica, México, 2003.
Cortez, Claude, “Geografía e historia”, en Cortez Claude (coordinador), Geografía histórica, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México, 1997.
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