El libro que ahora presentamos es el resultado de una excelente investigación que realizó Marcela López Arellano sobre la vida de una mujer excepcional nacida en Aguascalientes. Como resultado de ello, Marcela obtuvo el premio “Rabino Jacobo Goldberg, 2015” a la mejor investigación. Fue merecedora, además, de la publicación de la obra para todo público. Este libro es una coedición entre la Universidad Autónoma de Aguascalientes y el Centro de Documentación e Investigación de la Comunidad Judía de México. El título del libro dice así:

// “Anita Brenner es una escritora judía con México en el corazón”.

Anita fue una mujer que se destacó como intelectual, escritora y periodista, y que hizo de su vida ese gran lema: “ser judía y nunca negarlo, amar a México y siempre propagarlo”. Desde su nacimiento en Aguascalientes el 13 de agosto de 1905, supo que era judía. Sus padres se lo enseñaron y con ello marcaron su vida. El compromiso de nunca fallar a su pueblo estuvo siempre presente en lo que el judío llama “Tikun Olam”, o sea, salvar al mundo.

Su familia era una familia entre tantas otras en aquella pequeña ciudad; ciudad a la que amaron y a la que, sin embargo, tuvieron que dejar por la Revolución. Fue en su rancho donde se estableció el cuartel del general Francisco Villa.

La educación de Anita fue un tema primordial para sus padres. Gozó de un buen colegio en Aguascalientes y luego en San Antonio Texas, así como posteriormente tuvo la oportunidad de realizar sus estudios en antropología y arqueología junto al profesor Franz Boaz, en Nueva York.

// Anita iba siempre tras el conocimiento; lo judío y lo mexicano eran su pasión.

En su obra siempre estuvo presente su admiración por el arte mexicano y también su deber como hija del pueblo judío. Su labor participando como parte de la logia de Bnei Brith fue muy importante, ya que viajaba a Veracruz a recibir a los recién llegados inmigrantes, quienes bajaban de los barcos desorientados y sin conocimiento del idioma.

Su vida forma parte de la historia de los judíos en México, una historia que muy pocos historiadores conocen. Su imagen siempre apareció como la de una extranjera, una extraña, una mujer valiente que pudo apoyar a León Trotsky y a su familia para que tuvieran asilo en México.

Anita conoció a la elite de intelectuales, pintores y escritores en ambos países y gracias a ello pudo presionar a Diego Rivera para que solicitara al presidente Lázaro Cárdenas el ansiado asilo para Trotsky. Para ello participó en la comisión Dewey que se llevó a cabo en la casa de Diego para determinar si era culpable de las acusaciones que Stalin le hacía, y de ahí le dieron la razón.

Como bien lo describe Marcela en el libro, Anita de inmediato se compenetró del espíritu del inmigrante y en sus escritos auguró que pronto se adaptaría e integraría al nuevo país y que lo haría propio. Por otra parte, ella era consciente de la importancia de preservar la memoria histórica y, por ello, relató su vida en diarios que posteriormente su hija Susana Glusker donó a la Universidad de Austin, en Texas. Éstos son una fuente inagotable para el conocimiento de la vida durante la Revolución y el surgimiento de las ideologías que fueron separando al mundo: socialismo, comunismo, anarquismo y sionismo.

El mérito de Marcela es haber localizado no sólo sus diarios sino todos sus escritos; analizarlos y comprender a través de ellos el espíritu de una mujer inteligente, sensible y luchadora.

Anita empezó escribiendo para periódicos y revistas tanto en inglés como en español de temas judíos y no judíos. Era tan capaz y versátil que no le significaba ningún trabajo. En su obra literaria se aprecia su capacidad y su forma de entender la vida, su amor por el arte y la necesidad de que el mundo se percatara de la maravilla que era el arte mexicano. Con ello le damos la razón a Marcela cuando nos comenta que Anita llevaba a México en el corazón.

Esta mujer presenció la formación de la comunidad judía en México y comprendió sus dificultades, así como lo que esto significaría para su desarrollo en todos los aspectos del México del siglo XX. En su libro, Marcela López Arellano nos abre las puertas para adentrarnos en el quehacer y forma de vida de aquellos judíos que desde el siglo XIX consideraron que México podría ser su futuro hogar.

//Su estudio de género es apasionante ya que nos muestra a una mujer judía y a la vez mexicana que dejó un gran legado para las futuras generaciones.

En cuatro capítulos, Marcela brinda al lector la información de las narrativas autobiográficas de Anita Brenner, su proyecto personal, la inmigración judía a México desde su mirada, el diario de una escritora y su pasión por escribir, y nos presenta a la estudiante de antropología con su tesis y sus mentores. Su epílogo es sumamente importante, así como el apéndice en el que Marcela nos informa sobre toda la producción literaria de esta escritora.

Felicito mucho a mi querida Marcela López Arellano y los invito a leer esta magnífica historia sobre una de las mujeres más destacadas del judaísmo mexicano.