Antes de entrar en materia, por razones históricas de esta ciudad y como antecedentes del sindicalismo, debo señalar que a finales de la década de los cincuenta e inicio de los años sesenta, en nuestro país y, particularmente, en el estado de Aguascalientes se vivió una época de bonanza en el sindicalismo obrero. En esos días, leer y comentar sobre la “lucha obrera” era algo común, aunque esto fuera repudiado por el gobierno y las clases conservadoras de nuestra sociedad. En este contexto, los talleres ferrocarrileros de Aguascalientes fueron una fuente de trabajo muy importante ya que albergaba aproximadamente a cinco mil obreros, lo que contribuía de manera importante al desarrollo económico estatal y nacional. En los barrios adyacentes a los talleres de los ferrocarriles, algunas amas de casa expresaban la frase: “Dios y ferrocarril”, cuando recibían el dinero completo de la quincena, obviamente. Asimismo, es difícil olvidar el silbato de la Casa de Fuerza que, alimentado por la fuerza del vapor, estrepitosamente sonaba a las 6, 6:30, 6:45 y 7:00 horas llamando a los “compitas del riel” a su sitio de trabajo.

//Conviene señalar que el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) fue un semillero de grandes líderes sindicales, entre los que podemos mencionar a Demetrio Vallejo Martínez a nivel nacional y a Vicente Chávez Herrera a nivel local (Sección 2 del sindicato).

En 1959, una huelga nacional de los ferrocarrileros puso en graves aprietos al país y al gobierno federal presidido por el Lic. Adolfo López Mateos, quien con mano dura y aduciendo el delito de “disolución social” encarceló a los líderes “agitadores” del movimiento. Así, Demetrio Vallejo y Valentín Campa ingresaron al lúgubre palacio de Lecumberri. En Aguascalientes, algunos líderes locales fueron recluidos en la Cárcel General de Varones, ubicada en ese entonces a un costado del Palacio Municipal.

// Respecto al sindicalismo universitario, luego de la fundación de Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), el 23 de junio de 1973, su personal académico se agrupó en la Asociación de Catedráticos e Investigadores de la UAA (ACIUAA), mientras que el personal administrativo lo hizo en el Sindicato de Trabajadores (STUAA).

La libertad del personal académico para organizarse en forma libre e independiente en la defensa de sus intereses laborales o gremiales está garantizadaen los artículos 152 (fracción X) y 153 del Estatuto de la Ley Orgánica de la UAA.

En este contexto, en la “Memoria Histórica de la ACIUAA”, obra de Ma. Lourdes Durón Díaz publicada en el 2004, se describe: 1) Los antecedentes que precedieron a la aparición de la ACIUAA contemporánea, durante los años de 1964-1979. En este periodo, la autora resalta el trabajo del Ing. Carlos Ortiz González (1964-1966) como promotor de las actividades que posteriormente darían vida al nacimiento de una Asociación Sindical de Profesores en la UAA; 2) La segunda parte del documento titulado “Presencia formal de la ACIUAA” reseña su integración en el año 1979, como un organismo sindical de representación y defensa de los intereses y derechos laborales del personal académico, así como la configuración de un Contrato Colectivo de Trabajo para beneficio de la comunidad académica. Asimismo, de manera resumida señala las principales actividades realizadas por las Mesas Directivas presididas por: Ing. Humberto Gutiérrez Allende (1979-1984), Lic. Vicente Moreno Rincón (1984-1988), Dr. Luciano Tlachi Lima (1988-1994), Dr. Daniel Gutiérrez Castorena (1994-2000) y Dr. Eduardo de la Cerda González (2000-2006); 3) La tercera parte de la Memoria “Logros y metas de la ACIUAA” describe de manera detallada las actividades que condujeron a la reforma en materia de pensiones y jubilaciones y su aprobación por el personal académico de la UAA. 

Es pertinente señalar que el estatuto de la ACIUAA se registró en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje en noviembre de 1979 (registro208/79). Posteriormente, este documento fue reformado y aprobado en Asamblea General Extraordinaria de la ACIUAA, celebrada el viernes 15 de abril del 2005. Una de las justificaciones dadas para reformar el estatuto fue la siguiente:

“ Los cambios que se han sucedido al interior de nuestra fuente de trabajo (UAA), de nuestro estado, de nuestro país y de nuestra propia organización sindical, nos exigen un ejercicio de análisis serio y profundo para darnos una normatividad interna actualizada que exprese nuestras aspiraciones como coalición de trabajadores académicos universitarios”.

Asimismo, entre los objetivos de dicha reforma se señala: “Actualizar el estatuto para fortalecer a la ACIUAA y ser un sindicato de vanguardia con democracia sindical moderna”.

Lo anterior generó disputas y fuertes críticas de los opositores a la Mesa Directiva en turno encabezada por el Dr. Eduardo de la Cerda González (ave de tempestades). Las presiones iban desde tratar de bloquear el desarrollo de las asambleas sindicales hasta la amenaza (vox populi) de apropiarse de las oficinas de la ACIUAA, ubicadas en la Avenida Revolución 1101 o prolongación Alameda (quizás por ello se colocó un cancel como protección adicional en la puerta de acceso de las oficinas).

Al margen de los aspectos legales antes descritos, se debe señalar que las asambleas de la ACIUAA generalmente tienen baja asistencia de sus agremiados, aunque esto no descarta la confrontación de opiniones que se da en torno a los asuntos que en ellas se tratan. No obstante, cuando hay problemas álgidos que atender aumenta considerablemente la asistencia y la participación del personal académico en las asambleas. Ejemplo de ello fueron los asuntos relacionados con el Centro Educativo Termápolis y el establecimiento del Fondo de Pensiones y Jubilaciones del Personal Académico y Administrativo de la UAA (en ambos casos, el agua amenazó con salir de su cauce aunque afortunadamente eso no sucedió). Sin embargo, las diferencias de opinión sobre los problemas sindicales y la simpatía o antipatía hacia los miembros de la las Mesas Directivas generalmente se matizan o hacen de lado en las convivencias masivas: comidas del día del maestro y bailes de fin de año.

Otro asunto difícil de abordar y de aceptar, por sus implicaciones económicas, fue la propuesta de incluir en el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) una cláusula que protegiera el salario de los académicos de la UAA frente a las devaluaciones del peso que, de manera recurrente, se dieron en la década de 1980. Había reticencia para dar ese paso; sin embargo, luego de analizar y discutir esa idea, la propuesta fue aceptada y se incluyó en el CCT durante una revisión del mismo, en el rectorado del Lic. Efrén González Cuellar.

// Actualmente, el texto de la Cláusula 35 del contrato señala: “La Universidad se obliga a que, para el caso de que en lo futuro la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos o cualquier otra autoridad competente decrete u ordene incrementos salariales de emergencia, se aplique automáticamente el porcentaje ordenado en forma general al tabulador vigente…..”.

Para concluir, vaya mi reconocimiento al trabajo realizado por las Mesas Directivas de la ACIUUA antes señaladas, así como a la que presidió la M. en Inv. Ma. Isabel Almeida, y la que actualmente preside el Dr. en Fil. Sergio Lucio Torales.