Aquí unos breves comentarios acerca de los principales pintores cubistas que no tienen mayor pretensión que invitar a detener la mirada ante las obras artísticas de la modernidad y la contemporaneidad, preguntarnos sobre nuestra forma de ver el mundo y nuestra posibilidad de imaginarlo, o ¿hemos acaso terminado con la esperanza propuesta por los utópicos de la virtualidad de imaginar los mundos posibles? ¹

Las vanguardias artísticas llevaron a cabo modificaciones en los conceptos más importantes relacionados con el arte. La novedad se instaura sobre la propuesta de una belleza universal. Sin embargo, no es una novedad vacía, superficial, se trata de la ruptura a la idea de la unidad del mundo europeo² que da lugar a las tradiciones espirituales que habían permanecido al margen de la herencia clásica. Se da entonces el devenir, las condiciones para crear nuevas formas de representación ante lo que el arte en Occidente había sido hasta ese momento.

Este ir dando lugar a formas originales de representación, afirma una asimilación del progreso como signo de la modernidad. Por esto podemos encontrar movimientos de vanguardia que surgen como una atenta investigación de los artistas en relación con los descubrimientos científicos de su momento histórico. La óptica, y con ella la fotografía, obligó a los pintores a cuestionar y ampliar su mirada. Las formas de asimilar y de representar el mundo tomaron direcciones más complejas y profundas, que dieron lugar a la creación del cubismo, por ejemplo.

La ruptura con los cánones tradicionales y las posibilidades de construir nuevas formas dio lugar a liberar a la pintura de su cercanía a la ilustración de las narraciones. La pintura ganó autonomía y dio origen a la construcción de imágenes a partir de formas, colores, planos, etcétera. Esta necesidad de los pintores impresionistas de separar a la pintura del mito –de la literatura– será también central en Cézanne, y con él una de las dos raíces que se sintetizarán en el cubismo.
A más de cien años del inicio del cubismo, aún cabe preguntarnos ¿qué tanto se ha modificado la mirada en los espectadores, en el público? ¿Hasta dónde se comprenden las propuestas de los artistas de las vanguardias? La respuesta no sería sencilla, requiere observar cuáles son las imágenes que interactúan y dan forma a los imaginarios colectivos, cuáles son los intercambios desde las subastas de arte hasta la publicidad, cuáles son nuestras sensaciones y reacciones ante pinturas como Les Demoiselles d’ Avignon.

Con Les Demoiselles d’ Avignon, Pablo Picasso dio inicio al cubismo. En esta pintura logró sintetizar la tradición de las máscaras africanas con lo que era su propia tradición renovada a través de las propuestas de Cézanne que fueron seguidas por él, “[…] Cézanne nunca me habría interesado –confiesa Picasso a Zervos– si hubiera pensado y hubiera vivido como Jacques Emile Blanche, aunque la manzana pintada por él hubiera sido diez veces más bella. Lo que me interesa es la inquietud de Cézanne”, ³ también por Georges Braque y Fernand Léger en el primer momento del cubismo.

Al observar con detenimiento la obra realizada por Picasso en 1907, no cabe duda de la transformación que vive la pintura. Picasso no tuvo únicamente un acercamiento a las manifestaciones africanas contenidas en las máscaras, no fue una mirada de asombro y exotismo. Picasso logró asimilar, hacer suyas las formas de las máscaras y sumarlas al mundo que se puede distinguir como picassiano. Para comparar y distinguir lo que aquí se refiere, podemos observar la mirada distinta que tuviera Gauguin, de igual manera hacia el primitivismo.
A pesar de que en Les Demoiselles d’ Avignon, Picasso ya había logrado consolidar el arte moderno con la propuesta de diferentes planos en un espacio bidimensional –que como principal antecedente ha tenido a las estampas japonesas–, la síntesis de las diferentes tradiciones se dio en la introducción de temas alejados de la idealización, del mito o de los grandes personajes, la indiscutible fuerza expresiva y, por supuesto, en conjunto, una nueva forma de representación. Picasso para 1913 retoma una experimentación más próxima al problema de la forma propuesta por Cézanne.⁴

Picasso señaló: “El arte no es la aplicación de un canon de belleza, sino lo que el instinto y el cerebro conciben más allá de cualquier canon”.⁵ Picasso entró y salió del cubismo, fue a otros modos de representación, pero existe un mundo pictórico que se le reconoce como propio, y en la mayoría de sus obras se puede observar la capacidad de sintetizar las formas, el dominio del espacio bidimensional y la fuerza en la construcción de las imágenes, ya sea lograda a través de la línea o del color. Los pintores de vanguardia, siendo cubistas o no, tomaron a Picasso como referente. Esta última afirmación la podemos constatar al ver pinturas cubo-futuristas como: “Avión sobre un tren” de Natalia Gontcharova, “Soldados en marcha” de Jacques Villon, “Desnudo bajando una escalera, no. 2” de Marcel Duchamp; o conociendo la relación entre el cubismo y el simultaneísmo a través de la obra de Delaunay o la influencia que llevara a la ya mencionada Natalia Gontcharova y Mijail Lariónov a crear el breve pero influyente movimiento del rayonismo.

De este inicio de la autonomía pictórica, y particularmente del movimiento cubista, destacan Georges Braque y Juan Gris (José Victoriano González).⁶ George Braque trabajó con Picasso en el llamado primer momento cubista, conocido también como el cubismo analítico, en el que “la cuarta dimensión sería generada por las tres dimensiones conocidas: ella representa la inmensidad del espacio eternizándose en todas las dimensiones en un momento determinado”.⁷ Todos los artistas tienen una expresión particular, una mirada y un trazo que le son propios. En el caso de Braque seguirá su búsqueda sintetizando cada vez más los planos que puedan reunirse en el espacio pictórico, e irá dando más fuerza a la presencia de los contornos. Se puede decir que ya desde 1925 se distingue lo que será el arte realizado por este pintor. Juan Gris es importante para el cubismo porque introduce el juego de planos a través de la transparencia de los objetos –que también estaban trabajando pintores como Jean Metzinger– ⁸, en un momento en el que Picasso ya necesitaba otras soluciones pictóricas que fueran más allá del cubismo. Juan Gris aportó también a la nueva técnica del collage, creada por los cubistas, técnica que aporta mayor libertad en el uso de materiales en las artes plásticas, y con esto abre los caminos o, en palabras utilizadas por Jorge Juanes, “los territorios” del arte para la propia expresión.

A partir de la modificación en la representación de los planos en la pintura y la introducción de otros materiales en el collage surgirían también nuevas soluciones formales para la escultura, “la escultura abierta”, que como ejemplos tenemos las guitarras de Picasso o sus ensambles en metal que siguieron trabajando en las propuestas dadá y los artistas surrealistas.

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