El 7 de octubre de 1929, con la fundación de la Facultad de Música de la UNAM, surgió en México el músico universitario.² En ocasión de ese memorable evento, el maestro Estanislao Mejía expresó las siguientes palabras:

En la época en que vivimos, el músico tiene necesidad de desarrollar, tanto la técnica de sus pensamientos, como la de su especialidad en el arte. El tipo del músico bohemio, soñador, pero sin aspiraciones, que a semejanza de resonador irresponsable de su arte, canta como eco de una voz que no sabe de dónde viene ni hacia dónde quiere ir, está hoy tan desacreditado, que la sociedad lo rechaza por carencia de conocimientos específicos.³

Años más tarde, la Facultad de Música cambió su nombre por Escuela Nacional de Música y en 1968 ⁴ profesionalizó ese arte convirtiéndose en la primera institución a nivel superior en México en ofrecer carreras musicales con nivel de licenciatura.⁵
Aun cuando se continuó enfatizando el adiestramiento técnico-musical de los estudiantes, los planes de estudio se separaron del modelo conservatoriano de enseñanza en favor de una instrucción más completa y humanística. En otras palabras, una instrucción más universitaria.⁶

Poco a poco fueron surgiendo en México departamentos, facultades, y escuelas de música a nivel profesional que ofrecen licenciaturas en música. Una de las más recientes ha sido el Departamento de Música de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Su plan de estudios de Licenciado en Música data de 2009, y la primera generación egresó apenas en junio de 2014. ⁷

A la par con la creciente demanda de posgrados, han aumentado también las líneas de generación y aplicación del conocimiento. Áreas como la interpretación, la musicología histórica, la etnomusicología y la educación musical, que habían sido exploradas desde tiempo atrás, continúan siendo trabajadas.

// Nuevas áreas de investigación como la cognición musical, la psicología de la música y la tecnología aplicada a la música han ampliado el panorama.

Todas esas áreas de estudio, en combinación con los nuevos enfoques inter, multi y transdisciplinarios, hacen que se amplíe aún más el campo de acción para la investigación.

Los posgrados en música existentes tienen como objetivo formar profesionales de la música de alto nivel artístico y académico con una sólida preparación que los especialice no sólo en la interpretación musical, sino también en la investigación, producción y transmisión de conocimientos. Para obtener el grado de maestro o doctor, los estudiantes deben llevar a cabo trabajos de investigación y presentar los resultados en sus tesis o disertaciones. Incluso, uno de los requisitos de egreso de muchos programas de posgrado consiste en la publicación de resultados de investigación a través de un artículo científico en alguna revista arbitrada o indexada. Afortunadamente, en México existe aún mucho por investigar.

La Cognición Musical, disciplina estrechamente ligada a la neurociencia y a la psicología experimental, estudia la manera en que asimilamos, procesamos, memorizamos, e interpretamos información musical.⁸ Un claro ejemplo de investigación dentro de este importante ámbito es el estudio abordado por el maestro Juan Carlos Luna Urdaibay, estudiante del Doctorado Interinstitucional en Arte y Cultura que nuestra universidad ofrece junto con la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la Universidad de Guanajuato y la Universidad de Guadalajara. El estudio llevado a cabo por Luna Urdaibay se titula “Habilidad kinestésica y respuesta emocional en el ejecutante de música: conflictos e interacciones”. El objetivo del estudio es identificar aquellas emociones que producen sensaciones kinestésicas de relajación muscular, con el fin de reproducirlas voluntariamente y desarrollar una técnica instrumental libre de tensiones que permita vencer pasajes técnicamente difíciles, evitar lesiones y superar los retos propios del escenario.⁹

La musicología estudia los fundamentos teóricos de la música, su manifestación dentro del contexto histórico y social y su relación con las demás artes. México cuenta con un gran acervo musical que no ha sido del todo estudiado. El estudio musicológico de algunas partituras podría, por lo menos, abrir una ventana al pasado brindando información sobre los gustos, preferencias, estilos e intereses musicales de las épocas a las que pertenecieron. Estudios similares en archivos y bibliotecas han permitido rastrear los orígenes de nuestra música y conformar nuestra historia.
La investigación etnomusicológica también ofrece enormes posibilidades. México posee una vasta tradición musical que merece ser documentada. De acuerdo con el musicólogo tamaulipeco Gabriel Saldivar,¹⁰ nuestra música folklórica es tan rica que combina elementos europeos, árabes, africanos e indígenas.

Por supuesto, la investigación musical no es desarrollada únicamente por estudiantes de posgrado. Las instituciones educativas demandan que sus profesores de tiempo completo lleven a cabo investigación, producción y transmisión de conocimientos para poder ingresar al Sistema Nacional de Investigadores, tener perfil PRODEP, formar Cuerpos Académicos y/o como medio para pertenecer a los núcleos académicos básicos de los posgrados, tal como afirma Martha Lucía Barriga Monroy, en su artículo: “La Investigación en la Educación Artística: una guía para la presentación de proyectos de pregrado y postgrado”.¹¹

Por dar un ejemplo, en el área de la educación musical a nivel básico, el autor ha llevado a cabo un estudio tendiente a conocer las necesidades de formación docente de los maestros de Educación Artística del Instituto de Educación de Aguascalientes. ¹² El estudio fue llevado a cabo con éxito, detectándose algunas áreas de oportunidad. El resultado más relevante de esta investigación ha sido el acercamiento del Centro de las Artes y la Cultura de la UAA con el IEA. Ambas instituciones han impulsado la impartición de cinco talleres de educación musical en los que los participantes han mostrado gran entusiasmo, compromiso y disciplina.

Conclusiones

En 1929, Carlos Chávez afirmaba enfáticamente: “México no necesita doctores ni bachilleres en música; necesita buenos ejecutantes de banda, de orquesta, de ópera y de ballet, etc., así como profesores de instrucción musical media [...]”.¹³ Ciertamente, la tarea primordial de una escuela de música es formar buenos músicos. Sin embargo, como hemos visto, el mundo actual demanda de nuestras instituciones de educación superior, profesionales de la música que posean una formación integral que les permita no tan sólo transmitir conocimientos sino también incursionar en la investigación, generar conocimientos nuevos y difundirlos.