//Escurre sangre por el lóbulo izquierdo de la patria. Tiene el tímpano reventado por los gritos sordos de la esperanza acallada a punta de pistola […]. Escurren lágrimas espesas, color de dolor por los ojos de la patria que llora en silencio, siempre en silencio por sus hijos que ya no ve, que no se despidieron porque nadie les dio tiempo, que no se despidieron porque querían regresar. Escurre sangre por cada una de las articulaciones de la patria […]. Sigue perdiendo vida la patria que nos vio nacer. La patria que nos está viendo morir, en cada bala disparada, en cada madre y padre sin su hijo, en cada mujer violentada, en cada palabra asesinada.

La audiencia final del Tribunal Permanente de los Pueblos sobre Libre Comercio, Violencia, Impunidad y Derechos en México representó la conclusión de un largo camino que inició el 21 de octubre de 2011. La presentación de este acto de acusación se dio en sesión pública en la UNAM, el 15 de noviembre de 2014. El TPP es heredero de los Tribunales Russel que juzgaron a Estados Unidos por su invasión a Vietnam y a las dictaduras militares de América Latina de los años sesenta y setenta. El Tribunal Permanente de los Pueblos fue fundado en 1979 como respuesta a la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos que se firmó en Argelia en 1976. Éste es un tribunal de conciencia, un tribunal que juzga a los Estados. ¹ Sus resoluciones no son punitivas para éstos, pero sí son una luz, un diagnóstico de la situación de los mismos. En el Tribunal se instalaron diez ejes temáticos para juzgar a México, que fueron: migración, violencia de género, feminicidios, violación a los derechos de los trabajadores, violencia contra los comunicadores y desinformación, destrucción de la juventud y futuras generaciones, represión contra los movimientos sociales y los defensores de derechos humanos, guerra sucia, destrucción ambiental, defensa del maíz y soberanía alimentaria.
En este trabajo de tres años, a mí me tocó ser parte de la plataforma de garantes. Nosotros teníamos que garantizar que se cumplieran los protocolos para la elaboración de los dictámenes. Los jueces eran gente de Italia, Alemania, Francia, España, Argentina, Colombia, Centroamérica, Brasil y México. Como parte de la resolución final dijeron: “México es el país más destruido de la tierra en este momento. Deben refundar este país.” La sentencia final dice que existe una gran falsedad en lo que México se esmera por presentar ante las instancias internacionales. Lo que conocemos no tiene nada que ver con la realidad: ²

Lo que efectivamente no se percibe en el exterior es la amplitud y la gravedad con que, desde hace tanto tiempo, el sistema político utiliza un esquema de violencia institucional para imponer políticas económicas que responden al interés de una minoría y que atacan, en sus distintos aspectos, los derechos y los intereses de grandes sectores de su población. Lo que no se conoce con suficiente claridad fuera de México, salvo en las instancias de protección de derechos humanos, es la frecuencia con que amenazas, agresiones, asesinatos, desapariciones, torturas, apropiación de tierras y desplazamientos forzados golpean a quienes tratan de defender sus derechos y a quienes lideran las resistencias. Y que, más allá del habitual recurso a la violencia opaca del narcotráfico, es el conjunto de las instituciones del Estado mexicano, en todos sus niveles, el que, por acción o por omisión, planifica, impulsa y contribuye a mantener este patrón de conducta. Que el mundo sepa que el gobierno de México es candil de la calle y oscuridad de su casa, porque de ello depende que haya un decidido apoyo a la necesaria transformación.

Esto, los señores del jurado no lo supieron porque fueron a leer libros nada más. Salió de la voz de los quejosos, de la voz de nuestro pueblo, del sufrimiento de nuestro pueblo. No está inventado por nadie, por ningún editorialista o poeta. Es la voz de nuestro pueblo lo que está marcando. Y continúa la sentencia:

Sin embargo, del conjunto de información recibida a lo largo de los años de talleres, foros, pre-audiencias y audiencias temáticas del Capítulo México del TPP, en la revisión de miles de documentos, en la presentación de miles de testimonios, surge un cuadro de situación que refleja la innegable responsabilidad del aparato estatal mexicano en todos sus niveles con los delitos y violaciones denunciadas y su absoluta colusión con los intereses del capital transnacional, con las políticas de los Estados Unidos de América e incluso con el funcionamiento e intereses de numerosas organizaciones criminales, en lo que fuera caracterizado por la fiscalía de esta causa como un proceso de "desvío de poder".

A esto, nosotros apelábamos cuando estuvimos pidiendo que viniera el TPP a sesionar a nuestro país y la audiencia final demostró la desviación del poder en México: en el poder ejecutivo, el legislativo, el judicial, en el manejo de la economía nacional y en el manejo de la información. Pero, ¿qué entendemos como desviación de poder? Lo ejemplifico en el caso de la extinción de Luz y Fuerza del Centro, donde se dejó sin empleo a 44,000 empleados de un solo tajo. O en el caso de la privatización de la tierra con la entrada al libre comercio, la reforma que hizo Salinas de Gortari al artículo 27. O en la estandarización de la esclavitud que los mexicanos hoy padecen con la reforma a la Ley Federal del Trabajo que quita la pensión al final de la vida y establece contratos a 30, 60 y 90 días sin sindicalización. La LFT tenía por centro a la persona humana; ahora tiene por centro la competitividad, la ganancia del empleador.

Por eso es necesario pensar en qué es nuestra Constitución, ¿qué cosa es? Pues es el pacto social, es el pacto que guarda la vida de todos, el que guarda nuestros derechos; el que nos garantiza justicia y la operatividad de la función pública para tener acceso a una vida digna. Debemos tener otra visión. Debemos aprender a ver las cosas con más amplitud. Las estructuras sociales existen para que haya justicia, para que haya paz, buen trabajo. Debemos salir de nuestra prisión individualista y actuar como conjunto social. Por eso es muy importante que se entienda que la Constitución es un pacto social, es un contrato, es un arreglo, es una manera de organizar nuestra patria. Eso es. Las leyes deben emergen de los derechos que el pueblo tiene. Hay que rehacer el pacto social con la participación del pueblo, cambiando el Congreso, cambiando la clase política que ya no tiene idearios ni propuesta de nación. Tenemos que hacer un [nuevo] pacto social que incluya a todos, un pacto donde se ejerza la justicia y la democracia para todos.

Chiapas es un problema de la estructura mexicana, Guerrero también lo es. De modo que hay dos trabajos por hacer: formar un Congreso constituyente y generar en todos los mexicanos un proceso de conciencia. Necesitamos generar cuadros de formación de conciencia donde la gente pueda hablar y expresarse; a través de una metodología prospectiva llegar al pueblo para ubicar un modelo de situación. Primero hay que preguntar: ¿de qué no estás satisfecho?, ¿dónde estás?; y luego: ¿a dónde quieres llegar?, ¿a qué aspiras? Y a partir de allí crear, generar, un nuevo pacto social que sea inclusivo de todas las esferas de la sociedad y vele por el bienestar de todos.