C afé con piquete es una bella canción que fue interpretada magistralmente por Pedro Infante, y que señala el uso del café entre los amantes de la vida bohemia en el México del siglo pasado: “Doña Merced, déme un café con piquete, yo ya bien sé que todavía no ando cuete. Doña Merced, sírvale otra cucharada porque se está resintiendo el frío de la madrugada”. Además, ya que estamos en el ambiente musical, la Cantata del café, compuesta por Johann Sebastian Bach en 1732, habla de forma jocosa sobre la adicción al café. En otro orden de ideas, El Ibérico, periódico español, afirma que el café es la bebida más conocida del mundo. En efecto, en muchos países millones de personas inician sus actividades cotidianas bebiendo una taza de aromático y sabroso café. En general, hay quienes lo consumen para mejorar su rendimiento laboral. Así, los estudiantes lo beben en días previos a sus exámenes para no dormir y estudiar más. En los laboratorios de las universidades y de los centros de investigación, el consumo de café estimula el pensamiento e invita a trabajar. Muchas personas beben café en actividades sociales o al final de la comida. Los novios del ayer lo hicieron durante charlas en las cafeterías de su localidad, lugares de amor o desencuentro. Asimismo, se bebe café al leer el periódico o un libro, durante el velorio de un amigo o un ser querido, etcétera.

De esta manera, la costumbre de beber café ha ocupado un lugar importante en la sociedad desde hace varios siglos. Al respecto, se afirma que el cafeto, árbol del café, tiene sus orígenes en el noreste de África. Una leyenda señala que Kaldi, pastor de Abisinia (hoy Etiopía), observó el efecto estimulante producido por los frutos rojos de unos arbustos sobre las cabras que los consumían. Este efecto fue comprobado por él mismo al comer esos frutos y sentir la renovación de sus energías. Kaldi llevó muestras de hojas y frutos de esos arbustos a un monasterio, donde los monjes probaron un brebaje preparado con éstos y el efecto fue claro: les ayudaba a permanecer despiertos durante las oraciones nocturnas. La primera fuente que describe el uso del café fue escrita por Abd Al-Qadir al-Jaziri, quien narra que este grano fue llevado de Etiopía al Medio Oriente a mediados del siglo XV. Se afirma que desde Arabia el café se extendió por todo el mundo. Llegó a Europa en el siglo XVII y de allí fue traído a América por los inmigrantes franceses en el siglo XVIII, quienes introdujeron su cultivo en Centroamérica y Sudamérica.

En México, a mediados del siglo antes citado, el café ya era producido en Córdoba, Veracuz, para el consumo local y para su exportación a otros países. El café de olla es una de las formas más comunes de preparar café en nuestro país. Se elabora calentando en agua, contenida en una olla de barro, granos de café gruesos que se mezclan con canela y piloncillo. Suele consumirse de esta manera en las zonas agrícolas y pueblos pequeños de clima frío.¹ A propósito del frío, a nivel mundial los mayores consumidores de café son los habitantes de Finlandia, Noruega e Islandia.

¿Qué contiene el café que lo hace una bebida tan atractiva? El café es una mezcla compleja de más de 800 sustancias de las cuales la cafeína es el compuesto más abundante. En el café se encuentran compuestos diferentes como azúcares, sustancias nitrogenadas, vitaminas, minerales, etc. Además, contiene antioxidantes que previenen o evitan el daño a las células de nuestro cuerpo durante un proceso nocivo conocido como estrés oxidativo celular. Debe señalarse que el café es la principal fuente de antioxidantes en la dieta de varios países, entre ellos, los de Estados Unidos, Italia, España y Noruega. La acción antioxidante se debe a la presencia en sus granos de compuestos como el ácido clorogénico y el ácido caféico.

¿Es bueno el café para la salud? En general, la cafeína disminuye el cansancio y la fatiga y puede aumentar la capacidad para trabajar. En otras palabras, el café mejora el rendimiento y la resistencia en actividades físicas y mentales de larga duración. En el humano produce varias acciones: estimula el sistema nervioso central, aumenta la frecuencia cardiaca, y dilata o abre los bronquios. Es una sustancia diurética porque aumenta la formación y eliminación renal de orina; además, aumenta la secreción de ácido en el estómago, lo que a veces produce malestar por acidez. La cafeína se absorbe bien por vía oral y su concentración máxima en la sangre se alcanza de 30 a 45 minutos de haber ingerido el café.

Abundando sobre el tema, la relación del café con la salud ha sido descrita en más de 8,000 trabajos de investigación médica durante los últimos 45 años. Algunos estudios muestran que el consumo de café puede ayudar a prevenir algunas enfermedades crónico-degenerativas. En particular, el consumo de café a largo plazo ha sido asociado con la disminución del riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y daño al hígado como la cirrosis. Respecto al hígado, en las últimas dos décadas varios estudios experimentales han identificado a la cafeína y a los ácidos clorogénicos como las sustancias responsables de prevenir el daño hepático.

Sin embargo, el café y la cafeína no son completamente inocuos ya que su consumo puede producir efectos cardiovasculares moderados como aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial. Los efectos agudos de la cafeína sobre el sistema cardiovascular pueden presentarse inmediatamente después de beber café o en los individuos más susceptibles. Debe señalarse que existen notables diferencias en la sensibilidad a la cafeína ya que algunas personas presentan gran tolerancia y otras, en cambio, son muy sensibles a sus efectos. Además, algunos grupos como los niños y adolescentes, personas con hipertensión arterial, mujeres embarazadas y ancianos pueden ser más vulnerables a los efectos adversos del café y de la cafeína. Finalmente, aunque se afirma que la cafeína es poco adictiva, se ha descrito la existencia de un síndrome de abstinencia que se presenta con mayor frecuencia en los grandes consumidores de café y que se caracteriza por: sensación de fatiga y letargo, bostezos, dolor de cabeza, irritabilidad y náuseas.

En suma, el café es bueno para la salud cuando se consume con moderación, sin embargo, el abuso de su consumo puede acarrear acciones nocivas en los bebedores.